Por HERMANA KATHLEEN KANE
HILTON HEAD ISLAND — “Durante cinco semanas estuve en la Diócesis de Charleston, predicando en ocho diferentes comunidades hispanas, pero estaba dejando a San Francisco de los Mares para lo último porque es la parroquia más y mejor organizada.” Con estas palabras, el Padre Manuel Villarreal, OMI, inauguró el Retiro de Evangelización y Sanación que disfrutó la comunidad católica hispana. El Padre Manuel estuvo disponible todos los días para brindar guía espiritual individualmente, y oír confesiones. En las tardes, dedicó sus horas a la celebración de la Sagrada Eucaristía y a dictar conferencias. Su estilo para predicar, salpicado de palabras y escenas de las Sagradas Escrituras, así como de anécdotas personales, iluminaron y elevaron a los asistentes, como se hizo manifiesto por una audiencia que fue mayor cada noche. Más de 200 personas asistieron a la Misa de Sanación del viernes, el punto culminante del Retiro.
El Padre Manuel nació en El Ranchito, Texas, y fue uno de 8 hijos en su familia. El Padre es completamente bilingüe, lo cual puede atribuirse al hecho de haber crecido dentro de una familia México- americana que vivía en un pueblo fronterizo. Habiendo percibido la llamada de Dios al sacerdocio, el Padre Manuel fue ordenado el 3 de junio de 1978 como Oblato de la Orden de María Inmaculada. Ha desempeñado cargos tales como Director de pre- Noviciado, Pastor, Evangelizador y Poseedor del don de sanación. Estuvo asignado por un tiempo a la Capilla de San Juan, y en la actualidad es miembro del Personal de Retiros Espirituales en el Centro Cristiano de Renovación, en Dickinson, Texas.
El Padre Manuel recibió con especial beneplácito la invitación a la Diócesis de Carolina del Sur, y declaró que su visita había constituido seis semanas muy provechosas que le permitieron llevar a cabo la misión Oblata de servir a los más pobres y abandonados. En sus propias palabras, los hispanos que conoció acá “están todavía en el desierto y no tan bien establecidos como en Tejas. Son personas que abandonaron sus países de origen por varios motivos, y que todavía están deambulando de un lado para otro”. El Padre aludió a la gran necesidad que ellos padecen de escuchar el mensaje de esperanza y confianza en El Señor, y de sentir el amor y la compasión de Dios mientras se enfrentan a las muchas dificultades que encuentran a su paso.
La experiencia más inolvidable vivida por el padre durante su visita, fue su convivencia con una familia mexicana, durante la cual pudo presenciar la conversión de sus miembros. La familia cambió, dice el padre, de ser “un hogar de gritones” a ser una familia que sentía por primera vez la presencia de Dios. Durante la liturgia final, el padre de familia lloró lágrimas de júbilo sintiéndose un hombre diferente. Para el Padre Manuel fue también muy conmovedor oír confesiones y darse cuenta de cómo cambiaba la gente a medida que se deshacían de las penas que habían cargado por largo tiempo.
Durante los años que ejerció su Ministerio, el Padre Manuel se dio cuenta de que El Señor lo estaba usando como un canal a través del cual concedía la sanación de dolores físicos. Estas curaciones han sido experimentadas a lo ancho de toda la Diócesis durante sus visitas. Sin embargo, el Padre aclara que la curación física debe ir acompañada de la evangelización. Es necesario predicar la Palabra y experimentar la sanación a diferentes niveles, especialmente dentro de una dimensión espiritual que le ayude a la persona a aceptar y a vivir su dolor con dignidad.
La visión del Padre Manuel para el futuro del Ministerio Hispano en nuestro país es que todos seamos uno – una sola Iglesia de América, mientras atendemos a las necesidades de aquellos que aún no saben el idioma.
La tristeza de ver partir al Padre Manuel se alivió un tanto con la noticia de que el Padre Mike lo había invitado a regresar el próximo septiembre 14 a16, así como para diciembre 1 a12, a la celebración de Nuestra Señora de Guadalupe. Mientras tanto, al Padre Manuel le gustaría mucho oír de sus amigos en San Francico, y nos invita a compartir con todos su dirección: Padre Manuel Villareal, OMI; Christian Renewal Center; P.O. Box 635; Dickinson, TX 77539-0635. E-mail: fama@wt.net
Traducido por Aída Hernández.