MANILA, Filipinas—La policía incrementó las medidas de seguridad este año para la procesión religiosa del Nazareno Negro de Manila.
“Nos han negado el acceso a Dios”, dijo uno de los frustrados devotos, a quien se le impidió acercarse a la carroza que lleva la imagen de Jesús en la cruz.
Ucanews.org reportó que Víctor Marcelo (27), un devoto del Nazareno desde que tenía 17 años, se quejó de que policías con botas militares le pisaron sus pies descalzos.
Las autoridades calculan que más de 2 millones de fieles, todos caminando descalzos para la ocasión, se habían incorporado en las primeras pocas horas a la procesión del Cristo Negro, la cual generalmente dura unas 20 horas. Estiman que más de 6 millones de fieles participan en la procesión religiosa, empujándose entre sí para tocar la imagen religiosa.
La imagen de madera, tallada en México y llevada a la capital filipina a inicios del siglo XVII, es atesorada por los católicos, quienes creen que al tocarla puede ocurrir un milagro.
La carroza con el Cristo Negro partió desde el Parque Rizal en Manila hacia una iglesia en el distrito Quiapo de la ciudad aproximadamente a las 4 a.m., una hora más temprano que en años anteriores.
Este año, un estimado de 14.000 agentes de seguridad fueron desplegados para asegurar que en la ruta se reduzcan, los que los oficiales de policía describieron como riesgos de posibles actos criminales y terroristas. Las barricadas policiales rodearon la carroza con la figura, privando a muchos devotos de alcanzarla para tocar la imagen, una práctica que se ha convertido en un acontecimiento más importante que en previas procesiones.
Una fila de policías sosteniendo una cuerda también se ubicaba a cada lado de las calles por donde pasaba la procesión, impidiendo que muchos devotos se incorporaran al flujo de gente.
Imelda Francisco, quien se quedó despierta toda la noche esperando la procesión, se quejó de que la policía había “secuestrado” al Cristo Negro.
“¿Por qué nos impiden acercarnos al Señor? Dios es para todos nosotros, no sólo para funcionarios del gobierno, policías y sacerdotes”, dijo Francisco.
La estricta seguridad, no obstante, no impidió que varios devotos alcancen la carroza, conocida como “las andas”, para tocar y pasar un paño por el rostro de la imagen.
“Era mi promesa. Tenía que hacerlo y nadie podía impedirme que lo haga”, dijo Michael Almario, un devoto de 23 años que lo estaba haciendo por un familiar enfermo.