WASHINGTON – Una nueva copia de una escultura de bronce de 3.5 toneladas, encargada por el Vaticano, ha hecho una parada temporal en Washington antes de llegar a su morada final aquí.
“Ángeles sin saberlo” se desveló formalmente en una plaza de la Universidad Católica de América el 27 de septiembre, el día designado por la iglesia como Jornada Mundial de Migrantes y Refugiados. El tema de este año, elegido por el papa Francisco es, “Forzados a huír como Jesucristo”.
La estatua permanecerá en el campus de la universidad temporalmente antes de salir hacia su siguiente destino: el campus de Boston College. Vino a Washington desde la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles en Los Ángeles.
Después de Boston, la escultura hará paradas en otras ciudades de los Estados Unidos antes de regresar a su hogar permanente en la universidad en 2021.
Timothy Schmalz, su escultor, escogió el título de la obra de Hebreos 13:2, que él expresa de este modo: “Sé amable con los extranjeros; no sabes si son ángeles”.
Cuando regrese definitivamente a la Universidad Católica, “Ángeles sin saberlo”, que representa a 140 refugiados de todas las naciones y tiempos en una gran barca, será colocada en un estanque reflector.
“¡En agua! ¡Eso va a ser algo grande!” dijo Schmalz, artista católico que pasó un año en su estudio diseñando el original, que fue estrenado en la Plaza de San Pedro del Vaticano con ocasión de la Jornada Mundial de Migrantes y Refugiados del año pasado.
El número 140 para representar a refugiados se eligió deliberadamente para hacer juego con el número de santos de la columnata de San Pedro. Schmalz dijo que un cardenal le dijo con aprobación: “No tiene que ser como (Gian Lorenzo) Bernini”, el artista italiano que diseñó la plaza en el siglo XVII. “¡Juega con los Evangelios!”
Tener tantas figuras en la escultura permite reflejar una amplia gama de emociones que pueden tener los refugiados en su camino, dijo Schmalz; entre ellas la esperanza, el temor, la ansiedad, la alegría y el dolor de quizá no ver su patria de nuevo.
Schmalz puso al frente de su escultura a representantes de algunos de los tránsitos de refugiados más desgarradores de la historia: un joven irlandés, simbólico de la hambruna a causa de la escasez de papas, la comida básica a mediados del siglo XIX; un judío escapando del Tercer Reich de Adolf Hitler alrededor de 1930; y, “hombro a hombro” con el judío, una mujer siria, emblemática de la crisis árabe de refugiados de la última década.
“Tuve en mi estudio a auténticos refugiados como modelos”, dijo Schmalz, quien es canadiense, cuyo estudio se encuentra en St. Jacobs, Ontario, una pequeña ciudad a unos 90 minutos al oeste de Toronto.
Cuando le hicieron el encargo, “Dejé todos los demás proyectos. Tienes la excusa” de “esculpir, modelar, las creencias del papa Francisco”, le dijo Schmalz a Catholic News Service el 25 de septiembre, con la sombra de “Ángeles sin saberlo” a quizá 20 pies de distancia; interrumpió la entrevista en un momento para tomar fotos con su teléfono para compartir con otros.
Schmalz, de 50 años de edad, ha sido escultor por 30 años. Trabaja exclusivamente en bronce. “Me encanta el bronce porque dura para siempre”, dijo. Pero ¿no duran también los errores para siempre? Respondió que, aunque quizá no prestara tanta atención a los rizos del cabello de uno de sus 140 personajes, “no hay errores”.
Pero, admitió, casi hubo uno. Al enviar las fotos del avance de la obra al Vaticano, Schmalz dijo que comentó que tenía a todos los grupos de refugiados representados–menos a los indígenas, ya que no huyeron por barco. “Sí, pero también fueron desplazados”, se le respondió.
Así que Schmalz hizo un ajuste improvisado e hizo una figura de un indio Cherokee en el Sendero de las Lágrimas, el desplazamiento forzado por el ejército de los Estados Unidos de Indios Americanos desde el Sudeste de Estados Unidos, en gran parte a lo que es hoy Oklahoma. Miles perecieron en el desplazamiento.
Schmalz dijo que la escultura original le tomó un año. “Cuando estaba agotado y ya no podía seguir, supe que había terminado”, dijo. Hacer una copia lleva seis meses. Schmalz le dijo a CNS que se harán otras copias para “países que han sido impactados por los refugiados”.
“Ángeles sin saberlo” no es la primera escultura religiosa de Schmalz. Existen diversas copias de su “Jesús sin techo” en ciudades capitales de todo el mundo. Una escultura basada en la enseñanza de Jesús en Mateo 25, “Lo que hicieran con uno de estos”, está ubicada en la catedral de San Mateo en Washington.
En la entrevista con CNS, Schmalz parecía disfrutar la oportunidad de hacer esculturas con tema religioso. “En lo que se refiere al arte, y especialmente el arte cristiano–hay que caminar la milla extra”, dijo. “Tiene que ver con el ideal cristiano para ser relevante hoy día”.
Comentando sobre la ola de este verano de derribamientos de monumentos en los Estados Unidos y otros lugares, declaró: “En el cristianismo no podemos hacer cosas a medias tintas”, añadiendo, “Tenemos la verdad, pero hemos sido marginados”.
En la retirada de una estatua, dijo, se puede apuntar a una figura concreta, pero con 140 personas representadas en “Ángeles sin saberlo”, “somos todos nosotros”.
Por Mark Pattison