LIMA, Peru—Líderes eclesiales peruanos pidieron diálogo y un fin a la corrupción, en medio de una crisis política que estalló el 30 de septiembre cuando el presidente Martín Vizcarra disolvió el Congreso y la legislatura votó cesarlo en su cargo.
“La noticia es vergonzosa para un país como Perú que está mostrando al mundo que está luchando abiertamente contra la corrupción”, escribió el cardenal Pedro Barreto Jimeno de Huancayo en un mensaje que circuló el 1 de octubre, mientras se dirigía al Vaticano para el Sínodo de los obispos para la Amazonía.
“Como iglesia, pedimos a toda la sociedad y a los agentes políticos a que actúen según el orden constitucional y democrático”, dijo el arzobispo Miguel Cabrejos, presidente de la Conferencia Episcopal peruana en una declaración publicada el mismo día.
El choque entre Vizcarra y el Congreso controlado por la oposición había estado en tramo desde el discurso anual del presidente sobre el estado de la nación el 28 de julio, cuando pidió reformas políticas para combatir la corrupción. Los legisladores de la oposición habían bloqueado tales reformas.
Muchos políticos peruanos están siendo investigados en relación a un escándalo de corrupción que implica sobornos y contribuciones irregulares de campaña, especialmente de la compañía constructora brasileña Odebrecht.
Vizcarra invocó una provisión constitucional que le permite al presidente disolver el Congreso después de dos votos de censura. Los legisladores de la oposición adujeron que no había seguido el procedimiento apropiado y recibieron el juramento presidencial de la vicepresidenta Mercedes Araoz como presidente el 30 de septiembre. Ella renunció a ambas posiciones el 1 de octubre.
El ejército y la policía apoyó públicamente a Vizcarra que ha pedido nuevas elecciones generales en enero. La Organización de Estados Americanos también apoyó las nuevas elecciones.
Tanto el cardenal Barreto como el arzobispo Cabrejos dijeron que los problemas políticos también representaban una oportunidad para el país, que tiene una historia de dictadores y presidentes autoritarios.
“Creemos que este momento es una ocasión única de combatir el circuito de corrupción a gran y pequeña escala a todos los niveles”, dijo el arzobispo Cabrejos en su declaración.
El cardenal Barreto dijo que era “una oportunidad de buscar un nuevo modo de ser peruanos en diálogo y servicio al bien común”.
Recordando que octubre es el mes en que miles de católicos salen a las calles en procesiones en honor al Señor de los Milagros, la devoción religiosa más popular de Perú, el cardenal Barreto dijo que éste debería ser un momento de conversión.
“No debemos perder la fe en Dios y en nosotros mismos”, dijo. “Comenzando por cada uno de nosotros, el Señor puede obrar el milagro de la reconciliación en el país, basado en la verdad y la justicia”.
Por Barbara J. Fraser