CIUDAD DE MÉXICO—La conferencia de obispos hondureños dijo que el narcotráfico ha permeado las instituciones del país centroamericano y acusó a los políticos de coludir con el crimen organizado.
“Con profundo dolor constatamos cómo ‘la lacra del narcotráfico’, como le ha llamado el papa Francisco … es una realidad que ha permeado las instituciones de nuestro país y que, como consecuencia, ha derivado en un deterioro acelerado de la imagen de nuestra patria”, dice el comunicado del 11 de octubre.
“Nada de lo que el narcotráfico ha logrado en nuestro país podría haberse alcanzado sin la colusión de los órganos que, por razón de su ser, estaban llamados a defender la vida y proporcionar seguridad a todos”, dice. “Debemos admitir que en mucho de esto son culpables los políticos que han pactado con el crimen organizado”.
La carta se publica en un momento en el cual Juan Antonio “Tony” Hernández, hermano del presidente Juan Orlando Hernández, está siendo juzgado en los Estados Unidos por cargos de tráfico de armas y drogas.
Los fiscales dicen que las ganancias de las drogas fluyeron hacia la última campaña electoral del presidente.
Tony Hernández se declaró inocente. El presidente no está acusado de ningún delito y niega todas las acusaciones de irregularidades. Dijo que los jefes del cartel de la droga están tratando de vengarse de él por lanzar una ofensiva contra sus actividades.
El juicio, sin embargo, ha expuesto la influencia del dinero de las drogas ilegales en las campañas políticas hondureñas, independientemente del partido.
“Yo creo que no hay ningún candidato importante que no haya sido financiado por el narcotráfico, ninguno!” dijo el padre jesuita Ismael Moreno, director de Radio Progreso.
El caso ha resucitado la indignación contra el presidente en Honduras. Hernández ganó la reelección en 2017 después de pedirle a la corte suprema que le permitiera postularse para un segundo mandato y luego reclamar un voto plagado por escándalos. Posteriormente tomó medidas fuertes contra los manifestantes.
Las protestas posteriores que pedían su destitución también se han organizado y suprimido. Durante el verano, se formó un movimiento de médicos y maestros para protestar contra la corrupción rampante en el sistema de salud, que incluyó fondos malversados del Instituto de Seguridad Social de Honduras que terminaron en la campaña de 2013 de Hernández.
“El juicio ha levantado un poco de esperanza, ante por lo menos tambalear a esta clase política, económica y corrupta de nuestro país”, dijo Ismael Zepeda, un economista de FOSDEH, un grupo de expertos hondureños.
Desde que asumió el cargo, Hernández ha presumido de una fuerte caída en la tasa de homicidios, que pasó de los 80 por cada 100,000 personas a principios de esta década.
El gobierno de los Estados Unidos también lo ha visto como un aliado; El exsecretario interino de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, dijó que Hernández era “un socio fuerte”. Honduras acordó recientemente un pacto de inmigración con los Estados Unidos, que permitiría al gobierno de los Estados Unidos enviar solicitantes de asilo de algunos terceros países a Honduras.
Un acuerdo fue alcanzado a pesar de que la migración hacia el exterior originando de Honduras a subido desde la reelección de Hernández cuando las personas han salido huyendo de la pobreza y la violencia.
“Con dolor y pena contemplamos el viacrucis de tantos hermanos migrantes”, dice el documento de los obispos. “Duele reconocer que lo que más exporta Honduras son seres humanos movidos por la esperanza de una mejor vida y más segura”.
El comunicado dice, “Hacemos un fuerte llamado a la conciencia de todos los actores involucrados, directa e indirectamente en la presente crisis, para que revisen el valor del sano patriotismo, que debe estar por encima de cualquier interés personal, apego al cargo o intereses de partido”.
Por David Agren
Honduran bishops denounce drug cartel incursion into politics
MEXICO CITY—The Honduran bishops’ conference said narcotics trafficking has permeated the Central American country’s institutions and accused politicians of colluding with organized crime.
“With deep pain we confirm how ‘the scourge of narcotics trafficking,’ as Pope Francis has called it … is a reality, which has permeated our country’s institutions and, as a consequence, has caused an accelerated deterioration of our nation’s image,” the Oct. 11 statement said.
“Nothing of what narcotics trafficking has gained in our country could have been done without the collusion of government bodies, which, by reason of being, are called to defend life and provide security to everyone,” the statement continued.
“We must admit that in much of this, politicians are guilty of having colluded with organized crime.”
The letter comes as Juan Antonio “Tony” Hernandez, brother of President Juan Orlando Hernandez, is being tried in the United States on weapons and drug trafficking charges. Prosecutors allege drug proceeds flowed into the president’s last election campaign.
Tony Hernandez has pleaded not guilty. The president is not charged with any crimes and denies all accusations of wrongdoing. He has said drug cartel bosses are trying to seek revenge on him for launching a crackdown on their activities.
The trial, however, has exposed the influence of illegal drug money in Honduran political campaigns, regardless of party.
“I don’t think there’s a major candidate that hasn’t been financed narcotics traffickers. Not one,” said Jesuit Father Ismael Moreno, director of Radio Progreso.
The case has reignited outrage with the president in Honduras. Hernandez won reelection in 2017 after petitioning the supreme court to allow him to run for a second term, then claiming a scandal-plagued vote. He subsequently cracked down on protesters.
Subsequent protests calling for his ouster have also been organized — and suppressed. A movement of physicians and teachers formed over the summer to protest rampant graft in the health system, which included funds embezzled from the Honduras Social Security Institute that ended up in Hernandez’s 2013 campaign.
“The trial has raised hopes a little,” said Ismael Zepeda, an economist with FOSDEH, a Honduran think tank. “At least it’s shaking our country’s corrupt economic and political class.”
Since taking office, Hernandez has boasted of a sharp drop in the homicide rate, which topped 80 per 100,000 people earlier this decade.
The U.S. government also has seen him as an ally; former Acting Homeland Security Secretary Kevin McAleenan called Hernandez “a strong partner.” Honduras recently agreed to an immigration pact with the United States, which would allow the U.S. government to send asylum-seekers from some third countries to Honduras.
The deal was struck even though outward migration has increased from Honduras since Hernandez’s reelection as people flee poverty and violence.
“With pain and sorrow, we contemplate the terrible ordeal of so many migrant brothers,” the bishops’ statement said. “It hurts to recognize what Honduras most exports are human beings, moved by the hope of a better and more secure life.”
The statement added, “We make a strong call to the consciences of all actors involved, directly and indirectly, in the present crisis so that they review the value of healthy patriotism, which must be above any personal interests, loyalty to positions or party interests.
By David Agren