Incluso antes de morir salvando a sus compañeros de un tirador en su escuela, Kendrick Castillo, de 18 años, ya era famoso por su manera de darlo todo para ayudar a otros.
El pasado mayo, la nación conoció a este joven de Colorado que dio su vida por salvar a otros, y fue honrado como héroe. Pero quienes conocían a Kendrick Castillo, ya lo veían como héroe mucho tiempo atrás. Presenciaron su heroísmo en actos pequeños de bondad y en el modo en que vivía su vida: sin temor de intentar cosas nuevas; sin rubor sobre lo mucho que se preocupaba de otros; firme en su compromiso con su fe católica.
Una vez se tiró de un auto para ayudar a un anciano que se había tropezado en la calle. En otra ocasión, se presentó de voluntario para ayudar a llevar un féretro en un funeral cuando se dio cuenta de que faltaban portadores.
El heroísmo de Kendrick Castillo —tanto en el día en que murió en su escuela secundaria Stem School Highland Ranch como a lo largo de toda su vida— se celebra como parte de la serie de videos de los Caballeros de Colón “Héroes cotidianos”, que cuenta las historias de hombres católicos corrientes, actuando extraordinariamente. En este episodio, la audiencia alcanza un mejor entendimiento de quién era Kendrick.
El padre de Kendrick, John Castillo dijo que su hijo no era el tipo de chico que pensaba que había algo que no podía hacer, incluyendo tirarse a una piscina para enseñarse a sí mismo a nadar. Y sin temor llevó amor y fe a dondequiera que iba.
“Bendecía los alimentos en restaurantes de comida rápida, o dondequiera que estuviera”, dijo John Castillo. “Oraba con sus amigos. Rezaba el rosario cuando sentía la necesidad. Yo nunca me pare para preguntarle cuándo y por qué lo hacía, pero él lo hacía”.
En la escuela católica Notre Dame, donde asistió Kendrick Castillo desde pre-kinder hasta el octavo grado, la directora Charlene Molis le pedía que diera discursos ante toda la escuela, incluso en nombre de la Campaña Católica para la Arquidiócesis de Denver. Molis recuerda el amor que tenía Castillo por los demás.
“El primer día de escuela, entró en la clase, y vio a un niño pequeño al otro lado del aula llorando”, dijo. “Él fue hasta allá, le puso el brazo en los hombros y le dijo que todo iba a estar bien. El niñito estaba extrañando a su mamá. Creo que fue el principio de la asombrosa bondad que Kendrick siempre demostró”.
Kendrick Castillo se acercaba a todos, sin excepción. Su amor inspiraba a las personas de su alrededor y, cuando su padre se hizo Caballero de Colón, él compartió su amor a través del trabajo de los caballeros también.
“Siempre que teníamos desayunos con pancakes, o hacíamos una parrilla, o una venta para conseguir fondos, ahí estaba Kendrick ayudando”, dijo John Castillo. “Cuanto más se comprometía, más lo querían mis hermanos caballeros. Así empezó todo”.
Los Castillos dijeron que los caballeros se convirtieron en parte de la familia. El trabajo de Kendrick Castillo con el consejo como joven, le inspiró a desear convertirse en caballero como su papá.
Como cuenta John Castillo, Kendrick centraba su vida en su fe, incluso con sus otros intereses como la robótica y manejar autos con sus amigos.
Su sueño era ser ingeniero. También estaba ilusionado con ser Caballero de Colón después de cumplir los 18 años el pasado marzo. Aunque no vivió para ver su sueño convertido en realidad, sus padres estaban en Minneapolis en agosto cuando los delegados de la convención suprema anual de los caballeros votaron para nombrar a Kendrick Castillo caballero a título póstumo.
“Él fue el catalizador”, dijo John Castillo. “Y ese amor unió a la gente”.