CIUDAD DE GUATEMALA—El ministerio de migrantes del episcopado guatemalteco se ha pronunciado en contra del envío de solicitantes de asilo por parte de los gobiernos de EE.UU. y Guatemala a una región remota y escabrosa de la selva llena de actividades de los carteles de la droga. Los obispos dijeron que las condiciones allí no son seguras para los ciudadanos guatemaltecos, mucho menos para los migrantes.
En un comunicado del 18 de noviembre, el ministerio de migrantes elevó la voz de alarma sobre una propuesta de enviar aviones cargados con solicitantes de asilo desde Estados Unidos a un aeropuerto en el departamento Petén, cerca de la frontera con Belice y lejos de la capital de lo que se considera un país con una larga historia de ignorar las zonas rurales.
Los que buscan asilo llegarían a Petén como parte de un acuerdo de “tercer país seguro”. Tal acuerdo obligaría a los inmigrantes que viajan a través de Guatemala, que desean solicitar asilo, a hacerlo en el empobrecido país en lugar de Estados Unidos. El gobierno de EE.UU. ha establecido acuerdos similares con Honduras y El Salvador, con el objetivo de crear un obstáculo en Centroamérica para los migrantes vinculados a EE.UU. — o, como el ministerio de migrantes afirmó, es “una estrategia para empujar la frontera de Estados Unidos más al sur y negarles acceso a su territorio y al proceso de asilo humanitario”.
“No se puede negar, el interés, la presión y las amenazas del presidente de Estados Unidos para que los países de la región se conviertan en terceros países seguros. Le recordamos a la gente que somos la región más violenta entre las que no están en guerra”, continuó la declaración de los obispos.
“Petén no tiene la capacidad ni la infraestructura en este momento para acoger, proteger e integrar a solicitantes de asilo y refugiados”, agregó.
Según una disposición de la administración Trump del 18 de noviembre, que empezará en diciembre, EE.UU. tendrá un nuevo proceso de escrutinio para determinar si EE.UU o Guatemala ha de escuchar el caso del que busca asilo.
Los solicitantes de asilo podrían empezar a llegar al aeropuerto de Petén — el cual principalmente sirve a turistas que visitan las ruinas mayas en Tikal — según el Washington Post. Los medios locales reportaron que el ministro del interior guatemalteco Enrique Degenhart dijo que los detalles sobre los solicitantes de asilo de El Salvador y Honduras que han de enviarse a Guatemala no están definidos.
Enviar a los que buscan asilo a Petén, acarrearía dificultades, según los que abogan por los migrantes, ya que la región está por lo menos a ocho horas conduciendo desde la oficina de asilo en Ciudad de Guatemala y solamente un albergue de migrantes sirve a la región. El ministerio de migrantes señaló que algunos de los guatemaltecos que se vieron obligados a escapar de la región durante la guerra civil de la década de los 80 aún no han sido reintegrados en sus comunidades, después de regresar del exterior.
Guatemala firmó el acuerdo de tercer país seguro con Estados Unidos durante el verano. Las encuestas indican que los guatemaltecos desaprueban el acuerdo, el cual se realizó en secreto por el presidente saliente Jimmy Morales, un ex comediante de televisión abatido por acusaciones de ineptitud y corrupción.
Los que propusieron el acuerdo dicen que el país no tenía otra opción más que firmar, porque el presidente de EE.UU. Donald Trump había amenazado con suspender las visas y sancionar con aranceles a las exportaciones guatemaltecas e impuestos a las remesas. Pero los críticos en la iglesia acusan al presidente de doblegarse para protegerse a sí mismo en el futuro.
“Si no hay calidad de vida aquí para los guatemaltecos, ¿cómo vamos a ver a refugiados de otros países llegando acá?”, dijo el padre jesuita Miquel Cortés, director guatemalteco de los centros educativos Fe y Alegría.
Estados Unidos, agregó, “encontró a este gobierno en un momento de debilidad y con necesidad de asegurar su impunidad”.
Estados Unidos firmó posteriormente acuerdos migratorios similares con El Salvador y Honduras—países con índices de homicidio que duplican los 22 asesinatos por cada 100,000 personas en Guatemala. Inmigrantes de los países del Caribe, como Cuba y Haití, y de otros continentes, frecuentemente escapan a países de Centro y Sudamérica, luego viajan hacia el norte a Estados Unidos, donde tienen la esperanza de solicitar asilo.
Los analistas dicen que Estados Unidos ejerce una enorme influencia en los países centroamericanos, lo que genera una rápida sumisión a la hora de firmar acuerdos de migración, incluso aunque ninguna de las naciones esté lista para recibir a solicitantes de asilo.
“Incluso si tuvieran una drástica reducción en las tasas de homicidios, la presencia de las pandillas todavía es realmente grande al igual que el número de extorsiones”, dijo Rick Jones, asesor de inmigración de Catholic Relief Services en El Salvador. “Si no puedes proteger a tus propios ciudadanos, ¿cómo esperas proteger a ciudadanos de un tercer país?”
El ministerio de migrantes guatemalteco señaló en su comunicado: “El sistema de asilo humanitario en Guatemala (si podemos decir que existe uno) ha fallado”.
Los países centroamericanos históricamente han registrado algunas solicitudes de asilo al pasar de los años, generalmente de personas que escapan de la violencia en los países vecinos o de conflictos más al sur.
El ministerio de migrantes calculó que unos 800 solicitantes de asilo y refugiados estaban presentes en el país, pero dijo que “el estado guatemalteco ha sido desatento, indiferente, sin voluntad política y sin estructuras operantes para recibir, atender e incorporar a la vida comunitaria a aquellos que escapan de sus países (Nicaragua, Honduras y El Salvador) debido a la violencia”.
Marco Castro, un abogado de un albergue para migrantes administrado por scalabrinianos en Ciudad de Guatemala, dijo que muchos de los solicitantes de asilo en Guatemala abandonan el proceso debido a las dificultades al someter la solicitud, falta de apoyo del gobierno y falta de capacidad de apoyarse ellos mismos, porque nunca recibieron los documentos de trabajo adecuados.
“El problema es que la gente se cansa de luchar”, dijo Castro. “Si no consiguen un ingreso para subsistir… se dan por vencidos”.
Por David Agren