WASHINGTON—Dos líderes católicos expresaron preocupación con el plan del gobierno federal de enviar a los centroamericanos en búsqueda de asilo en Estados Unidos a Guatemala, Honduras y El Salvador, desde donde tendrían que esperar si tienen esperanza de entrar con asilo a Estados Unidos.
El obispo Mario E. Dorsonville, obispo auxiliar de Washington, y Sean Callahan, presidente y Director Ejecutivo de Catholic Relief Services, dijeron en una declaración del 25 de noviembre que el plan, “mina el liderazgo moral de los Estados Unidos en la protección de poblaciones vulnerables y arriesga una mayor desestabilización en la región”.
Pidieron al gobierno que “conserve y mantenga lo sagrado y digno de toda vida humana” sin darle la espalda a personas que están enfrentando diversas amenazas en la región y están en “necesidad desesperada de ayuda”.
Su reacción se debe a dos noticias publicadas en el Registro Federal el 18 de noviembre anunciando la intención del gobierno de implementar acuerdos cooperativos alcanzados anteriormente este año con las tres naciones centroamericanas.
Estos acuerdos requieren que los migrantes que viajan hacia los Estados Unidos soliciten protecciones en uno de los tres países que deben atravesar.
El obispo y el alto cargo de CRS dijeron que las personas vulnerables que buscan seguridad en los Estados Unidos “deben ser acogidas y se les debe dar la oportunidad de acceder a la protección que proporcionan nuestras leyes.”
Dijeron que temían que los acuerdos “dejaran muchas personas indefensas, incluyendo a familias y niños, incapaces de obtener seguridad y libertad de la violencia y la persecución”.
“Los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras no tienen ni los recursos ni la capacidad de aceptar, procesar e integrar a asilados con garantías de seguridad”, dijeron en la declaración, indicando que la Iglesia Católica de Guatemala ya ha expresado preocupación sobre la implementación de los acuerdos.
“Es más, estos acuerdos no responden a las causas en la raíz de una migración forzada y podrían poner en peligro más aún las vidas de personas que huyen de una región que sigue teniendo las tasas de homicidio más altas del mundo”, dice la declaración.
Los líderes concluyeron su declaración diciendo que el Evangelio exige que la sociedad “recuerde siempre que se nos invita a acoger al extranjero y a cuidar de la persona humana. Pasemos de una cultura de indiferencia a una cultura cristiana de solidaridad. Podemos y debemos hacer más”.