CIUDAD DEL VATICANO—El papa Francisco bendijo cientos de imágenes del niño Jesús –desde pequeñas figuras de plástico hasta estatuas de tamaño real– e instó a los niños a asegurarse de que tengan pesebres en casa.
Después de recitar la oración del Ángelus el 15 de diciembre, el tercer domingo de Adviento, el papa Francisco hizo la tradicional bendición de los “bambinelli” o imágenes del niño Jesús para que los niños las coloquen en los pesebres en la casa, en la escuela o en sus parroquias.
“Levanten las estatuillas”, les dijo el papa a los niños. “Los bendigo de corazón”.
Luego, el papa Francisco citó un párrafo de su reciente Carta Apostólica sobre el significado y la importancia del pesebre: “El pesebre es como un Evangelio vivo… Mientras contemplamos la escena de la Navidad se nos invita a ponernos en el camino espiritual, atraídos por la humildad del Dios que se hizo hombre para encontrarse con cada uno de nosotros. Descubrimos que Él nos ama tanto que se hizo uno de nosotros para que también podamos ser uno con Él”.
En su mensaje principal del Ángelus, el papa Francisco habló sobre la importancia de responder al llamado de Adviento a la conversión a fin de prepararnos para la Navidad.
“Estamos llamados a reconocer el rostro que Dios escogió adoptar en Jesucristo, humilde y misericordioso”, dijo.
“Adviento es un tiempo de gracia”, dijo el pontífice. “Nos recuerda que no es suficiente creer en Dios; es necesario purificar nuestra fe cada día”.
El camino del Adviento se trata de prepararnos para “dar la bienvenida, no a un personaje de un cuento, sino al Dios que nos llama, nos compromete y quien nos induce a discernir”, dijo. “El Niño acostado en el pesebre, tiene el rostro de nuestros hermanos y hermanas más necesitados”, quienes merecen el cuidado de la comunidad cristiana.
El papa también se refirió a los pesebres el 16 de diciembre, cuando se reunió con los miembros entre 11 y 13 años de la Acción Católica de Italia para su intercambio anual de saludos navideños.
“Estoy dándoles algo de tarea”, les dijo. “El día de Navidad deténganse a orar y, con la misma admiración de los pastores, contemplen al niño Jesús que vino al mundo a traernos el amor de Dios, el que lo renueva todo”.
“Al nacer, Jesús se convirtió en un puente entre Dios y la humanidad, reconciliando la tierra y el cielo, restaurando la unidad de la raza humana”, dijo el papa. “Y hoy él les pide, también, que sean pequeños puentes donde ustedes viven. Ya saben que siempre se necesita construir puentes, ¿verdad?”
“¿Qué es mejor: construir puentes o muros?”, les preguntó. “Puentes”, gritaron.
Ser puentes, unir a la gente, “no siempre es fácil –les dijo el papa– pero si estamos unidos a Jesús, podemos hacerlo”.
El papa Francisco también les pidió que piensen en lo que significa “la Navidad” para María. “Ella y José pueden enseñarnos cómo realmente darle la bienvenida a Jesús, cómo adorarlo y cómo seguirlo día a día”.
Por Cindy Wooden