Presidente mexicano defiende separación entre la iglesia y el estado

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, asiste a una conferencia de prensa en el Palacio Nacional en la Ciudad de México, el 10 de diciembre de 2019. López Obrador ha expresado su desaprobación de una propuesta que eliminaría algunas de las restricciones que separan la iglesia y el estado, pero que también podría significar romper el sello de la confesión. (Foto CNS-Henry Romero, Reuters)

CIUDAD DE MÉXICO—El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, ha expresado su desaprobación ante una propuesta que eliminaría algunas de las restricciones que separan a la iglesia del estado, pero que también le pondría fin al secreto de confesión.

“Creo que es un tema que no debe ser tocado”, dijo López Obrador el 18 de diciembre en una conferencia de prensa.

“Ha sido acordado hace más de un siglo y medio”, agregó. “La mayoría de los mexicanos están de acuerdo en que prevalezca el estado laico que establece la constitución”.

La controversia surgió en México después de que un senador del partido Morena del presidente presentara un proyecto de ley que permitiría una expansión de los privilegios otorgados a las organizaciones religiosas.

Los privilegios ampliados incluirían la capacidad de poseer y operar estaciones de radio y TV, brindar protecciones a las objeciones de conciencia, permitir que el gobierno y asociaciones religiosas formen alianzas y concedan autorizaciones a capellanes para servir abiertamente en bases militares y con fuerzas de seguridad.

La ley también requeriría que representantes de la iglesia reporten inmediatamente a las autoridades al conocer de conducta impropia. De este modo podría potencialmente violarse el secreto de confesión –dijo Rodolfo Soriano-Núñez, un sociólogo que estudia la Iglesia Católica.

El clero mexicano no ha dicho nada ante la propuesta de ley, aunque el cardenal Carlos Aguiar Retes de Ciudad de México se pronunció en apoyo al presidente.

El estado mexicano por largo tiempo ha defendido la estricta separación de la iglesia y del estado. México estableció relaciones con el Vaticano en 1992 y eliminó muchas restricciones a organizaciones religiosas.

Esta propuesta emerge cuando López Obrador busca relaciones más estrechas con algunas congregaciones evangélicas e inclusive las utilizó para que ayuden a distribuir un libro publicado por el gobierno sobre moral y ciudadanía a través de sus iglesias.

Por David Agren