LOS ÁNGELES—Lamentando los actos de violencia religiosa que tuvieron lugar durante la temporada navideña, el presidente de los obispos estadounidenses declaró: “La violencia en nombre de Dios es blasfemia”.
El arzobispo José H. Gómez de Los Ángeles, elegido en noviembre como presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), dijo: “El aumento de la violencia antisemita en este país y alrededor del mundo debe ser rechazado, así como la constante persecución de los cristianos. Proteger la libertad religiosa y la libertad de conciencia deben estar entre las principales prioridades de todo gobierno”.
Las declaraciones del arzobispo Gómez, en un comunicado fechado el 31 de diciembre, se prepararon con ocasión de la conmemoración del Día Mundial de la Paz el 1 de enero.
Mencionó tres incidentes en particular: el ataque del 29 de diciembre a los fieles en una iglesia de Texas por parte de un hombre armado, que dejó como resultado la muerte de dos feligreses y el atacante; la masacre a puñaladas el 27 de diciembre durante una celebración de Hanukkah en la casa de un rabino en Nueva York; y la difusión de un video el 26 de diciembre por parte de una agencia afiliada al Estado Islámico (ISIS) en Nigeria que exhibió la decapitación de 11 cristianos.
“En nuestros vecindarios y comunidades, la violencia y la crueldad son una triste y común realidad de la vida cotidiana”, dijo el arzobispo Gómez. “Los niños en nuestro país son asesinados cada día en el vientre y muchos de nuestros vecinos no tienen lo que necesitan para llevar una vida digna. Nuestro discurso político y cultural a menudo está marcado por la ira, y un cruel y despiadado desprecio por los demás”.
A pesar de la celebración navideña del nacimiento de Jesús como el príncipe de paz, “nuestro mundo y nuestras vidas están lejos de ser pacíficos”, agregó. “Muchos de nuestros hermanos y hermanas viven en países destrozados por la guerra y la injusticia, el terrorismo y la persecución. Muchos sufren violencia debido a su raza, religión, ideología o nacionalidad. Muchos de nuestros hermanos y hermanas, incluso niños, están siendo comprados y vendidos y están viviendo en la esclavitud. Millones en nuestro mundo no tienen un lugar al que llamar hogar debido a la pobreza y la inestabilidad”.
El arzobispo agregó: “Jesucristo vino como un niño en Navidad para mostrarnos que cada persona es hijo de Dios, hecho a su imagen. Vino para mostrarnos que toda la humanidad es una familia, que todos somos hermanos y hermanas sin importar dónde nacemos, el color de nuestra piel o el idioma que hablamos”.
También señaló que en el Día Mundial de la Paz, la Iglesia Católica en Estados Unidos se une al papa Francisco y a la iglesia del mundo entero para orar por la paz. “Oramos por la paz en nuestros corazones y la paz en nuestro mundo. Oramos por la conversión de cada corazón que odia y oramos por el coraje de vencer el mal con el bien y responder al odio con amor”, dijo.