CIUDAD DEL VATICANO—El anuncio del papa Francisco que el Catecismo de la Iglesia Católica sería actualizado para incluir una definición de “pecado ecológico”, creó un alboroto entre los católicos en la red social Twitter.
Las reacciones van desde elogios, por la seriedad con la que la iglesia asume la obligación de cuidar la creación, hasta el cinismo –o incluso la indignación– por la participación de la iglesia en lo que muchos consideran un tema muy politizado.
Esto de “crear un pecado” es absurdo –tuiteó una persona.
Otro tuit argumentó que “dañar a las personas es un pecado, pero no dañar el hogar común como si el medioambiente fuera un ser”.
Si el texto del catecismo cambia, “es vago o amplio”, — continuó el tuit — no pasará nada, “excepto promover interpretaciones politizadas”.
El pecado ecológico se discutió extensamente durante el Sínodo de los Obispos para la Amazonía en octubre y varios miembros del sínodo le pidieron a la iglesia que profundice su teología de modo que ayude a la gente a reconocer tales pecados.
En su documento final, los miembros del sínodo propusieron que la iglesia defina el pecado ecológico como “un acto de comisión u omisión contra Dios, contra el prójimo, la comunidad y el medioambiente”.
Casi tres semanas después del sínodo, el papa Francisco les dijo a los miembros de la Asociación Internacional de Derecho Penal que había planes de incluir una definición de pecado ecológico en el Catecismo de la Iglesia Católica.
El universo de Twitter a menudo reacciona a las noticias con sarcasmo y la mención del “pecado ecológico” no fue la excepción. Un tuitero asumió que un cambio en el catecismo significaría considerar “cuántos cuadrados adicionales de papel higiénico puede usar un católico antes de que se convierta en pecado”.
La teóloga Celia Deane-Drummond, directora del Instituto de Investigación Laudato Si (Alabado Seas) con sede en el Reino Unido, le dijo a Catholic News Service (CNS) en noviembre pasado que los pecados ecológicos “son en un sentido simples de entender, pero en otro sentido complejos, ya que están entre la categoría de maldad natural y maldad moral”.
“Los desastres naturales que ocurren, por ejemplo, con mayor frecuencia debido al cambio climático, pueden atribuirse — al menos en parte — a la actividad humana”, dijo Deane-Drummond.
Mientras que algunos consideran que los pecados contra la creación en general no se pueden comparar con los pecados contra seres humanos, Deane-Drummond dijo que los pecados ecológicos “unen el sufrimiento humano con los de otras criaturas”, basándose teológicamente “en una doctrina de la creación”.
“La historia del Génesis retrata la caída de la humanidad como un colapso de las relaciones entre Dios, unos con otros y el mundo natural. Todo, como el papa Francisco ha dicho docenas de veces, está interconectado”, dijo la teóloga a Catholic News Service.
“Por lo tanto, que los pecados ecológicos formen parte de lo que significa pecar no es sorprendente y va completamente a tono con muchos siglos de pensamiento cristiano”, agregó. “Esto es, daño directo e indirecto a otras criaturas y otras personas relacionadas con nuestras actividades humanas”.
Por Junno Arocho Esteves