CIUDAD DEL VATICANO—La esperanza es la virtud que necesitamos para afrontar el año que empieza, especialmente cuando la amenaza inminente de guerra merodea a una humanidad marcada por la violencia — dijo el papa Francisco.
Durante su discurso anual a los diplomáticos acreditados ante el Vaticano, el papa dijo que con las crecientes tensiones y los actos de violencia en aumento, “el año nuevo no parece estar distinguiéndose por alentadoras señales”.
Sin embargo, reconociendo los desafíos que enfrenta el mundo actual y encontrando valientemente formas para resolverlos, se abre un camino a la esperanza — dijo en su discurso el 9 de enero.
“Precisamente a la luz de estas situaciones, no podemos perder la esperanza”, dijo el pontífice. “Y la esperanza requiere coraje. Significa reconocer que el mal, el sufrimiento y la muerte no tendrán la última palabra y que incluso las preguntas más complejas pueden y deben enfrentarse y resolverse”.
Entre los conflictos más “preocupantes” que surgieron — señaló — están las crecientes tensiones entre Estados Unidos e Irán, que no solo comprometen los esfuerzos para reconstruir Irak, sino que también establecen “las bases para un conflicto más grande que todos querríamos evitar”.
“Por lo tanto, renuevo mi llamamiento para que todas las partes interesadas eviten una escalada del conflicto y mantengan viva la llama del diálogo y la moderación, respetando plenamente el derecho internacional”, dijo.
En su discurso de casi una hora a los diplomáticos, el papa reflexionó sobre los viajes al extranjero que realizó el año anterior, asimismo sobre los principales eventos y problemas que surgieron en 2019.
Si bien su visita a Panamá en enero pasado para la Jornada Mundial de la Juventud resaltó la alegría que trajeron los jóvenes “repletos de sueños y esperanzas” para el futuro, el papa dijo que la cumbre del Vaticano sobre abuso sexual del clero el mes siguiente mostró dolorosamente cómo a los jóvenes se les puede robar ese futuro.
El abuso sexual cometido por miembros del clero y laicos “son crímenes que ofenden a Dios, causan daño físico, psicológico y espiritual a sus víctimas y daña la vida de comunidades enteras”, dijo.
También abordó las crisis políticas en Latinoamérica, incluyendo a Venezuela, respecto a la cual dijo que esperaba que “los esfuerzos para buscar soluciones continúen”.
El papa Francisco también expresó preocupación por los conflictos en Medio Oriente, especialmente en Siria y Líbano, donde las crecientes tensiones corren el riesgo de “poner en peligro la frágil estabilidad de Medio Oriente”.
También le pidió a la comunidad internacional que trabaje en lo que se refiere a la “indiferencia general” hacia los conflictos en Yemen y Libia, donde la violencia intensa “proporciona un terreno fértil para el flagelo de la explotación y el tráfico humano”.
Otra triste consecuencia de tales conflictos — se lament — son las miles de personas buscando asilo, que a menudo arriesgan sus vidas “en peligrosos viajes por tierra y sobre todo por mar”.
Enfocándose en África, el papa expresó su preocupación por los “constantes episodios de violencia” contra los cristianos, especialmente en Burkina Faso, Malí, Níger y Nigeria.
También se mostró esperanzado en que se resuelvan los conflictos en Sudán y la República Centroafricana. El papa también dijo que espera visitar Sudán del Sur este año.
Recordando su último viaje del 2019, que fue a Japón, el papa Francisco reiteró su llamado por un mundo sin armas nucleares porque “la verdadera paz no puede construirse sobre la amenaza de una posible aniquilación total de la humanidad”.
Por Junno Arocho Esteves
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