Agencias eclesiales coordinan ayuda entre Colombia y Venezuela

La inmigrante venezolana María Rivas carga a su hijo en el centro de refugiados Scalabriniano en Cúcuta, Colombia, el 31 de enero de 2020. (Foto CNS-Manuel Rueda)

CUCUTÁ, Colombia—Obispos, agencias católicas de ayuda y representantes de la Santa Sede se reunieron en la frontera entre Colombia y Venezuela a finales de enero para estudiar cómo la iglesia ha estado ayudando a miles de personas que salen de Venezuela diariamente en condiciones desesperadas.

La conferencia “Caridad en la Frontera” fue organizada por el Dicasterio del Vaticano para la Promoción Integral del Desarrollo Humano. Asistieron obispos de Colombia y Venezuela, así como los embajadores del Vaticano para ambos países.

“Uno de los desafíos de los que hablamos es sobre cómo compartir mejor la información sobre lo que están haciendo por los refugiados las distintas agencias de la iglesia”, dijo Janeth Márquez, directora de Cáritas Venezuela.

“Cuando tenemos a personas que emigran de nuestras comunidades, por ejemplo, nos gustaría compartir más información con ellas sobre los servicios pastorales que pueden encontrar en su camino en otros países. De esa manera podemos impedir que las personas caigan en manos de traficantes de personas”.

Las Naciones Unidas dice que 4.5 millones de personas han salido de Venezuela desde 2015 escapando la hiperinflación, altos niveles de crimen, escasez de alimentos y sueldos de algunos $10 mensuales.

Los migrantes y refugiados venezolanos han terminado mayoritariamente en países vecinos como Colombia, Ecuador y Perú, donde los gobiernos se han esforzado por proveer servicios básicos. Docenas de grupos eclesiales en estos países han respondido a la crisis proporcionando a los venezolanos más vulnerables artículos como alimentos, hospitalidad y asistencia legal.

Algunos de esos grupos ahora están consiguiendo ayuda de donantes de Europa y los Estados Unidos, incluyendo a agencias católicas.

Pero en la misma medida en que se multiplican los esfuerzos de ayuda a los refugiados venezolanos, también se da una mayor necesidad de coordinación.

En un mensaje a los participantes en la conferencia, el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio del Vaticano para la Promoción Integral del Desarrollo Humano propuso que los grupos eclesiales que trabajan en asuntos de la crisis en Venezuela crearan una plataforma por internet en la cual pudieran compartir información sobre los servicios que les proporcionan a los refugiados.

El cardenal Turkson dijo que este modelo estaba ya en marcha entre grupos de la iglesia que trabajan en el Oriente Medio con refugiados sirios y que ayudaba a los donantes a “canalizar mejor los recursos”.

“La crisis en Venezuela es una de las peores en las décadas recientes y hay pocas señales de que eso cambie en el futuro próximo”, escribió el cardenal Turkson. “Pero la valentía y caridad (de los grupos eclesiales) está ayudando a las personas a no perder la fe y no resignarse a vidas de violencia y desesperación”.

Márquez dijo que Cáritas Venezuela de hecho ha crecido según la crisis política y económica se sigue arrastrando en Venezuela, porque los católicos en ese país “se están uniendo” para ayudarse unos a otros en cosas como la nutrición.

Dijo que Cáritas Venezuela ha pasado de 40 ramas en parroquias venezolanas a más de 500 en los últimos cinco años.

“Nos solíamos concentrar en programas educativos”, dijo, “pero ahora hacemos mucho más trabajo de asistencia inmediata”.

Eso incluye organizar despensas de alimentos, proporcionar dinero en efectivo a las personas más pobres y ayudar a los niños cuyos padres han emigrado a otros países dejándolos al cuidado de sus abuelos enfermos.

“Ya no es que los ricos ayuden a los pobres en Venezuela”, dijo Márquez, “sino que los pobres se unen para ayudarse unos a otros”.

Márquez mencionó que otro tema que se discutió en la reunión patrocinada por el Vaticano fue cómo proporcionar a los migrantes un apoyo spiritual al hacer una transición caótica a un nuevo país. Esto incluye encontrar modos para que los inmigrantes se sientan en casa en las parroquias una vez que llegan a una nueva ciudad.

“Como grupos de ayuda nos hemos especializado en entregar alimentos, paquetes de ayuda médica, e incluso ropa” a los migrantes que hacen largas travesías a pie por todo Sur América, dijo Márquez. “Pero también nos hemos dado cuenta de que la gente necesita apoyo emocional y espiritual, porque muchos están perdiendo la esperanza”.

Por Manuel Rueda