CAMAGUEY, Cuba—En su primera parada de una visita de seis días a Cuba, el cardenal Timothy M. Dolan entró el 8 de febrero a la Basílica Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad en la ciudad de El Cobre, probablemente el espacio sagrado más popular de Cuba, uniéndose a cientos de ciudadanos y turistas de la nación isleña que se aglomeraron para visitar la estatua de la Virgen, algunos esperando un milagro a través de su intercesión.
Si tenía un deseo en su corazón, el arzobispo de Nueva York no lo dijo en voz alta cuando miró a la Virgen por primera vez, caminando como cualquier otro peregrino hacia la estatua dentro del santuario. Algunas personas presentes se detuvieron para preguntar si podían tomarse una foto con él o tomar una foto de él con sus hijos.
El arzobispo Dionisio García Ibáñez de Santiago, la ciudad más cercana al santuario, le había aconsejado que entrara “discretamente”, añadiendo entre sonrisas, “si eso era posible”, ya que, vistiendo una sotana y con su alta figura, el cardenal Dolan sobresalía ante todos, excepto ante la figura de la pequeña Madonna elevada sobre el altar.
En su rol como un líder estadounidense de alto rango en la iglesia que visita este país durante una época de tensión política entre Estados Unidos y Cuba, el cardenal ofreció durante su homilía lo único que pudo a otros católicos y visitantes reunidos allí para la misa: su presencia, gratitud, solidaridad como cristiano, y confianza en que Dios, junto con Jesús y María, está con ellos.
“Llegamos ayer a Cuba y esta es nuestra primera parada, a propósito, porque somos una sola familia en la iglesia. … Cuando llegamos a Cuba, queríamos ir a la casa de nuestra madre, Nuestra Señora de la Caridad de El Cobre, y estamos agradecidos con Dios de que estamos aquí”, dijo en su homilía, interpretada del inglés al español por el obispo auxiliar Octavio Cisneros de Brooklyn, Nueva York, aunque el cardenal celebró el resto de la misa en español.
El cardenal recibió aplausos después de expresar su agradecimiento a Dios por poder visitar el santuario, calificándolo como un “sueño”. El obispo García Ibáñez dijo que se podía ver, por los rostros de la multitud, que muchos cubanos presentes habían recibido el mensaje del cardenal con gratitud, “eso dice mucho,” añadió.
El deshielo de décadas de tensiones entre los dos países había sido factible con la intervención diplomática del Vaticano. Esto había producido más contacto entre los ciudadanos y funcionarios de los dos países, algo que la Iglesia Católica, desde el Vaticano hasta los obispos de los Estados Unidos, ha abogado durante mucho tiempo en búsqueda de la paz.
“Ayer fue un día largo, un viaje largo y difícil. Fue difícil para nosotros, pero cada viaje, cada viaje es difícil, especialmente el viaje de la vida”, dijo el cardenal Dolan a la multitud, hablando de su viaje desde Estados Unidos a El Cobre, que tomó casi un día completo cuando, hace semanas, hubiera tomado solamente horas.
Los vuelos directos desde Estados Unidos a Santiago, la ciudad más cercana al santuario con un aeropuerto, se han detenido, como también se detuvieron vuelos a otras ciudades cubanas, excepto a La Habana. Una grave escasez de petróleo, combinada con sanciones de Estados Unidos, ha provocado una insuficiencia de vuelos dentro de la isla, obligando al cardenal a abordar el tramo nocturno del 7 de febrero a Santiago o arriesgarse a no ir en absoluto.
Sin embargo, incluso ante esa dificultad, el cardenal Dolan siguió los pasos de los cubanos que hacen todo lo posible para visitar la estatua de la Virgen en el santuario, aún cuando los problemas de transporte hicieron su viaje uno difícil y cansador.
El cardenal les aseguró, sin hacer referencia a los problemas de la isla, que, en cualquier dificultad, Dios siempre está presente.
“Es un momento difícil, y es precisamente cuando ves la iglesia tan llena”, dijo el arzobispo de Santiago, García Ibáñez, en una entrevista con Catholic News Service el 8 de febrero. “Con tantas dificultades — transporte, la economía — te das cuenta de que la devoción de la gente sigue ahí. Muchos hacen el sacrificio”.
La escasez de petróleo ha afectado la visita de los peregrinos al santuario, dijeron los lugareños, pero muchos, incluido el cardenal Dolan, están haciendo el esfuerzo, incluso trayendo a familiares, especialmente niños, a visitar la estatua de Nuestra Señora de la Caridad. El arzobispo García Ibáñez dijo que vio la visita del cardenal como un “símbolo especial de comunión” y solidaridad con los cubanos, y un compromiso a la unidad en tiempos difíciles.
“Puede haber muchas diferencias, pero la iglesia es una, la creencia en Dios es una y solo hay un pastor, por lo tanto, una comunidad”, dijo el arzobispo García Ibáñez a CNS.
Los obispos cubanos se presentaron para acompañarlo y ayudarlo en lo que fuese necesario durante su camino hacia la ciudad de El Cobre y su retorno, mostrando un sentido de comunidad y dejando a un lado las diferencias de sus respectivos países.
“En la iglesia, nos sentimos como hermanos y hermanas. Hay muchos otros aspectos de la vida, políticos, ideológicos, en los que puede haber muchas diferencias, pero esas diferencias deben resolverse mediante la comprensión y la comprensión de varias partes”, dijo el arzobispo García Ibáñez.
En La Habana, el cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez, el arzobispo de La Habana, y otros funcionarios de la arquidiócesis permanecieron con el cardenal de Nueva York en su espera de seis horas en el aeropuerto, que también involucró a funcionarios del gobierno.
Cuando el cardenal llegó finalmente a Santiago, aproximadamente a la 1:30 a.m. (hora local) del 8 de febrero, el obispo de Santiago junto con un séquito de su diócesis estaba allí para darle la bienvenida. El gobierno proporcionó al cardenal una escolta de patrullas en su camino a sus habitaciones de descanso en una casa de retiro cerca del santuario.
Debido a la dificultad en los vuelos desde Santiago a La Habana, el cardenal regresa a la capital de la isla en automóvil, un viaje que dura un día completo, haciendo una parada en Camagüey, donde fue recibido por el arzobispo Wilfredo Pino Estévez.
Aunque la mayoría de las visitas del cardenal son con los prelados del país y a sitios importantes para la iglesia, el cardenal Dolan se reunirá antes de irse con el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, quien extendió una invitación al cardenal para visitar la isla cuando ambos se reunieron en Nueva York en el 2018.
Por Rhina Guidos