SAO PAULO—Cuando un amigo de la familia murió en España, país que estaba bajo medidas estrictas debido al COVID-19, el padre español Luis Miguel Modino celebró el velorio y conectó a miembros de la familia usando Zoom.
Pero el padre Modino vive en Manaos, Brasil.
El padre le contó a Catholic News Service que 20 personas, bajo cuarentena, en seis lugares diferentes en Gijón, España, se conectaron a la misa.
“La mujer que murió era amiga de la familia, así que les ofrecí a ellos (familiares) la posibilidad de despedirse ahora, en vez de esperar semanas hasta que se levanten las medidas de restricción”, dijo el padre Modino a CNS a mediados de mayo.
Dijo que cuando murió la amiga de la familia, España solo permitía que tres miembros de la familia acompañaran el cuerpo al cementerio. A mediados de mayo, el gobierno español tenía planes de aumentar ese número a 10, pero una misa fúnebre dentro de una iglesia con muchas personas aún estaba prohibida.
“Fue una celebración en la que todos tuvieron la oportunidad de rezar; donde había la posibilidad de ver, participar, agradecer a Dios por la vida de alguien que se fue y rezar juntos al Dios de misericordia para recibirla a su lado,” agregó.
Dijo que ve la videoconferencia como una nueva oportunidad para brindar consuelo, que “siempre debería ser una de las misiones fundamentales de todos los ministros ordenados”.
“Es una solución temporal para estos tiempos difíciles”, dijo, y señaló que la hija y el hijo de la mujer fallecida le agradecieron.
“Creo que compartir sus recuerdos les ofreció consuelo”, agregó.
El sacerdote dijo que ve que este tipo de “adiós” como una posibilidad para la región amazónica, ya que, según los últimos informes mundiales, es probable que la pandemia dure un tiempo.
“No poder despedirse de un ser querido tiene el mismo sentimiento que si alguien hubiera desaparecido en un río y el cuerpo no hubiera sido recuperado. No hay despedidas”, dijo, tratando de explicar el sentimiento de las personas en cuarentena.
“Creo que (un velorio por video) podría traer consuelo en este momento tan angustioso”, dijo, y agregó que ha discutido la posibilidad con algunos otros sacerdotes en la arquidiócesis. “Las formas son secundarias, pero no debemos olvidar que todo lo que ayuda a consolar el sufrimiento, ya sea en el cuerpo o en el alma, es de Dios”.
A principios de mayo, 67 obispos y sacerdotes de la región amazónica publicaron una carta solicitando más atención de los gobiernos federales y estatales, así como la legislación estatal y federal para la enfermedad en la región.
“La tasa de mortalidad es una de las más altas del país, y la sociedad ya está presenciando el colapso de los sistemas de salud en las ciudades principales, como Manaos y Belem. Las estadísticas proporcionadas por los medios no corresponden a la realidad. Las pruebas son insuficientes para conocer la verdadera propagación del virus “, decía la carta.
El obispo retirado Erwin Krautler, quien dirigió la Prelatura Territorial de Xingu en el estado de Pará por más de 30 años, dijo que existe un gran temor de que la enfermedad se propague fuertemente entre las poblaciones indígenas en el área.
“Nosotros los ‘blancos’ llevamos virus a las aldeas (indígenas), y ellos no tienen los anticuerpos que tenemos. Serán víctimas a gran escala si el coronavirus llega allí. Hay poco cuidado con las comunidades más vulnerables, especialmente las aisladas, y ningún país tiene tantos pueblos aislados como Brasil, específicamente en la Amazonía”, le dijo a los periodistas.
El padre Modino, que trabaja como oficial de comunicaciones para la Red Eclesial Panamazónica, dijo que para el 13 de mayo, en los nueve países que conforman la región amazónica, hubo más de 54,000 casos confirmados de COVID-19 y más de 3,300 muertes — exclusivamente en las secciones de Amazónicas de esos países.
Por Lise Alves