Obispo de Iowa pide liberación de guatemaltecos detenidos por inmigración

Los niños migrantes venezolanos son vistos a principios de mayo junto a una tienda de campaña en un campamento en Maicao, Colombia, durante la pandemia de COVID-19. (Foto CNS-Luisa González, Reuters)

DAVENPORT, Iowa—El obispo de Davenport Thomas R. Zinkula, le ha pedido al jefe de seguridad nacional en Cedar Rapids, Iowa, que libere a tres inmigrantes guatemaltecos detenidos, diciendo que la pandemia del COVID-19 “pone a los inmigrantes que están presos en una situación muy vulnerable”.

El obispo dijo que optó por tomar acción luego de leer sobre la situación de los inmigrantes en los medios de comunicación y en correos electrónicos de la organización Obrero Católico de Iowa City que aboga por los hombres y sus familias. Aún no ha recibido respuesta a su carta.

Las esposas de dos de los hombres describieron la traumática experiencia de los diferentes arrestos de sus esposos durante una conferencia de prensa el 6 de mayo en Cedar Rapids. Los tres hombres fueron arrestados el 4 de marzo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) y otros agentes de la ley.

Rosa y su hijo Pedro aparecen en la Casa del Obrero Católico de Iowa City en esta foto sin fecha. Su esposo es un inmigrante que ha sido detenido. (Foto CNS photo-Anne Marie Amacher, The Catholic Messenger)

José Cerillo y Jacinto Cuyuch-Brito están detenidos en la cárcel del condado Linn, en Iowa, y Juan Daniel Cuyuch-Brito fue trasladado al Centro de Detención de Adultos Freeborn en Minnesota –según explicó David Goodner del Obrero Católico de Iowa City. Rosa, la esposa de Jacinto Cuyuch-Brito, reside en la Casa del Obrero Católico con su pequeño hijo Pedro porque, sin el proveedor de la familia, ella no puede pagar la renta.

Su esposo y Juan Cuyuch-Brito son hermanos. José Cerillo es su cuñado. Los tres hombres fueron acusados de usar visas de trabajo y números de seguro social falsos. Además, José fue acusado de reingresar a EE.UU. antes de los 10 años de su previa deportación –dijo Goodner.

“La gente tiene que entender que los inmigrantes indocumentados que usan números de seguro social y visas de trabajo falsas lo hacen porque quieren trabajar y apoyar a sus familias. Ellos son los trabajadores esenciales en nuestras granjas, plantas empacadoras de carne y en otros trabajos”, según Goodner.

Durante la conferencia de prensa, la esposa de José, Juana, dijo que el 4 de marzo aproximadamente a las 6:45 a.m. se levantó a ver quién estaba tocando a la puerta de su apartamento en Cedar Rapids. Funcionarios de ICE y de otras agencias rompieron la puerta para entrar –dijo Juana– comunicándose en español. Su intérprete era Emily Sinnwell de Obrero Católico de Iowa City.

Nueve agentes estuvieron involucrados en la redada. Los funcionarios revisaron toda la ropa de José y Juana –según ella misma explicó–. La inmigrante tuvo un largo interrogatorio y los agentes consiguieron información sobre sus dos hermanos — Jacinto y Juan — en los contactos de su teléfono.

Durante el interrogatorio que duró dos horas y media, a Juana no se le permitió usar el baño. Su hija de 9 años estaba con ella en el apartamento. A Juana le preocupa la salud de su esposo detenido porque sufre gravemente del corazón. Se emocionó al pedir misericordia en una conferencia de prensa grabada. “Ayuden a José y a mi hermano a salir. Si José se enferma y muere, no podremos verlo otra vez”.

Rosa, la cuñada de Juana, también hablando en español, dijo que su esposo recibió una llamada telefónica de su hermana a las 9:30 a.m. informando que los agentes estaban buscándolo. “Le dije que no fuera”, dijo ella por medio de la intérprete Sinnwell. Pero él decidió reunirse con los funcionarios fuera de la casa de la pareja en Marion de modo que no entraran a su casa y asustarían al bebé.

Después que se lo llevaron, “me sentí muy sola. Me quedé sola con mi bebé de dos meses”, dijo Rosa. La ausencia de su esposo “me ha afectado mucho a mí y a mi bebé”. Igualmente pidió la liberación de su esposo. “Lo necesito vivo y en buen estado”.

El supervisor Stacey Walker del condado Linn, dijo durante la conferencia de prensa: “Las redadas de ICE que ocurrieron y siguen ocurriendo, son una aberración. Seguramente hay una mejor forma de utilizar los dólares de nuestros contribuyentes, en vez de vigilar a los padres que trabajan mucho en nuestros vecindarios y llevar a cabo traumáticas redadas en sus casas”.

Agregó: “Los tres individuos por los que abogamos son infractores no violentos y de bajo riesgo. Nunca fueron una amenaza para la sociedad. Son individuos muy trabajadores que, igual que muchos estadounidenses, están buscando brindarle una mejor vida a sus familias”.

Las organizaciones Obrador Católico de la Ciudad de Iowa) y Iowa Citizens for Community Improvement (Ciudadanos de Iowa para el mejoramiento de la comunidad) están abogando por la liberación de los tres detenidos guatemaltecos con el lema de la campaña en redes sociales #Free Them All 4 Public Health (Libérenlos a todos por salud pública).

El obispo Zinkula, en su carta al jefe de Seguridad Nacional en Cedar Rapids, Michael Hindman, dijo que la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. (USCCB) “acepta el legítimo rol del gobierno de Estados Unidos de aplicar las leyes de inmigración”.

“Sin embargo –continuó– la USCCB considera que en el proceso de aplicar dichas leyes, el gobierno de EE.UU. debe proteger los derechos humanos y la dignidad de todos los migrantes, brindando particular consideración a los más vulnerables de esos inmigrantes. Esta ha sido una posición que mantiene desde hace tiempo. La actual pandemia del COVID-19 deja a los inmigrantes que están detenidos, en una situación muy vulnerable”.

Al permitir que los tres hombres regresen a su casa mientras esperan su próxima audiencia en corte –dijo– se reduciría su exposición al coronavirus, así como también el riesgo de los que están detenidos “por legítimas razones de seguridad pública” y de los empleados de la cárcel.

Por Barb Arland-Fye