WASHINGTON—Los inmigrantes latinos y sus familias afectadas por la pandemia y el clamor contra el racismo no cuentan con las redes de ayuda que tienen otros, pero están encontrando el apoyo en sus familiares y comunidades parroquiales, según los presentadores en un panel del 11 de junio.
Una iniciativa de Georgetown University sobre Pensamiento Católico y Vida Pública patrocinó una mesa redonda en línea de jóvenes adultos latinos que trataron el tema de la “Justicia y Fe, Familia y Comunidad. Liderazgo Latino en tiempo de crisis”.
Los negros y los latinos han sido afectados por la pandemia a muchos niveles, perdiendo sus trabajos y seguros médicos y con un acceso limitado o inexistente a los cuidados de salud, lo cual los sitúa en situaciones vulnerables, dijeron los panelistas.
“Sabiendo que mis padres no tienen seguro de salud, me dí cuenta de que no quería ponerlos en peligro de contraer el COVID, ya que si esto les ocurría, las facturas serían tremendas”, dijo Juan Beltman Guerrero, director de programas para la Iniciativa Kalmanovitz para el Trabajo y los Trabajadores Pobres en la Universidad de Georgetown.
Los padres de Guerrero no cualificaban para recibir un cheque de impacto económico porque su mamá no tiene un número de Seguro Social. La pandemia también le ha obligado a él a postponer su boda esta primavera.
“Para el gobierno y para las empresas, podemos parecer trabajadores desechables”, añadió Guerrero.
Al mismo tiempo, algunos latinos y otras comunidades de color también han soportado el racismo y la injusticia evidenciada por la muerte de George Floyd, un afroamericano que murió mientras estaba en custodia de la policía. El incidente ha desatado ira y protestas por todo el país.
Muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos católicos se han unido a miles de personas que expresaron su solidaridad con el movimiento Black Lives Matter (las vidas negras importan) y la necesidad de confrontar y rechazar el racismo, la injusticia y la brutalidad policial.
El obispo auxiliar de Washington, Mario E. Dorsonville, que recientemente participó en una protesta pacífica de católicos organizada por un sacerdote Josefita local, dijo que esos temas también afectan a muchos inmigrantes.
“Cuando empezaron a hablar sobre Black Lives Matter, también se referían a personas que cruzan la frontera, a personas que han sido inmigrantes aquí por años, personas que solo están esperando la aprobación para ser trabajadores documentados en los Estados Unidos”, añadió el obispo Dorsonville.
El prelado pasó a tratar de la responsabilidad que comparten las sociedades en el drama humano que viven los inmigrantes y otras personas que viven en la pobreza. Enfatizó la necesidad de encontrar un modo de promover y vivir la doctrina social católica de respetar la dignidad humana de toda persona.
El obispo Dorsonville, que dirige el Comité de Migraciones de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, subrayó que los inmigrantes están en primera línea luchando contra la pandemia a pesar del impacto sobre ellos y sus familias.
“Nuestros ‘Dreamers,’ la gente de TPS, gente que han estado trabajando, son las estrellas brillantes en esta pandemia”, dijo el obispo. “Son los de la línea de fuego. Los vemos trabajando en hospitales, granjas, factorías. Están llevando la buena noticia de ser ciudadanos fieles”. “Dreamers” son los jóvenes que, en su niñez, fueron traídos por sus padres al país ilegalmente y están en el programa de Deferred Action for Childhood Arrivals (programa de acción diferida para llegados en la niñez), o DACA. TPS (por sus siglas en inglés, Status de Protección Temporal) es un status de inmigración temporal extendido a ciudadanos de países designados que se enfrentan a un conflicto armado continuo, un desastre medio ambiental u otras situaciones extraordinarias pero temporales.
La pandemia está afectando desproporcionadamente a las comunidades latinas, pero las desigualdades habían comenzado mucho antes de que golpeara la epidemia, dijo Michael Okinczyc-Cruz, director ejecutivo y co-fundador de la Coalición para el Liderazgo Espiritual y Público en Chicago.
“La conversación tiene que remontarse a antes del COVID. Vivimos en una sociedad que ha sido saqueada por el racismo y vastas desigualdades económicas durante generaciones”, dijo Okinczyc-Cruz.
Explicó que la pobreza, las desigualdades de ingresos, las condiciones de trabajo peligrosas, las condiciones de vivienda en hacinamiento, la degradación medio ambiental y las desigualdades en los cuidados de salud, han situado a la comunidad latina y negra en un riesgo más alto de contraer y morir a causa del COVID-19.
“Tenemos millones de inmigrantes que contribuyen mucho a este país y que quedaron completamente fuera del paquete de estímulos que otorgaron más de medio trillón de dólares a corporaciones” y que a pesar de que la ayuda era para que no despidieran a sus empleados, aún así los despidieron, dijo Okinczyc-Cruz.
La escritora independiente Olga Segura enfatizó la importancia de crear espacios para el diálogo sobre la raza en las comunidades y entre familias y amigos, incluso si al principio esto hace sentirse incómoda a la gente.
“Está bien estar en esa incomodidad, está bien estar en tu comunidad y tener esas conversaciones, porque eso es el primer modo en que podamos avanzar”, dijo Segura.
Quienes desean involucrarse pueden ayudar a las comunidades afectadas por la pandemia y a quienes trabajan en esfuerzos contra el racismo con donativos económicos a las organizaciones que trabajan en esas causas” añadió Segura.
Como Guerrero, Segura también ha ayudado a familiares que han sido afectados negativamente por la pandemia.
Y las parroquias de todo el país están haciendo un gran trabajo en ayudar a las familias afectadas, informó el obispo Dorsonville. Hablando de su experiencia en la Arquidiócesis de Washington, dijo que los feligreses han sido increíblemente solidarios ofreciendo comida y ayuda a quienes tienen más necesidad.
“El punto a resaltar aquí es que hacemos esto inspirados por la fe”, dijo el prelado.
Por Norma Montenegro Flynn