Washington – Ambas son católicas pero sus puntos de vista no podrían haber sido más diferentes. Una de ellas dijo que estaba votando por un candidato en particular debido a sus creencias en contra del aborto. La otra expuso que estaba votando por su oponente porque el actual presidente había dañado la vida de muchos de diversas formas y eso iba en contra de sus creencias religiosas.
Las opiniones expresadas por dos mujeres muestran la división entre los católicos sobre por quien votar cuando la nación elija el próximo presidente el 3 de noviembre.
“Vemos, básicamente, que los católicos están divididos como el bebé de Salomón, entre las dos partes”, dijo Emma Green, reportera de la revista The Atlantic y una de varios panelistas del diálogo del 20 de octubre llamado “Ciudadanía fiel: opciones morales y políticas para católicos en las elecciones de 2020”.
El programa, patrocinado por la Iniciativa sobre el Pensamiento Social Católico y la Vida Pública de la Universidad de Georgetown, buscaba fomentar diálogo y entendimiento días antes de la culminación de una de las elecciones más hostiles del país.
“Es interesante cómo todo esto puede existir en la Iglesia Católica, bajo el techo de personas que comparten una fe, ciertos principios, y enseñanzas”, acotó Green, quien escribe para la revista sobre religión.
Pero esto también mostró cómo la política se ha filtrado en la vida de la iglesia, como lo ha hecho en tantas otras instituciones, y cómo la gente se ha moldeado más por una identidad política que por una religiosa, manifestó Green.
“Los católicos son más republicanos y demócratas que católicos”, agregó.
A diferencia de los insultos, acoso, y denuncias que hay en las redes sociales, incluso por parte de algunos funcionarios religiosos, la iniciativa buscaba que católicos con diferentes puntos de vista pudieran expresarse libremente en una conversación inusual por su ausencia de rencor.
“Creemos que nadie debería ser excluido de nuestra familia católica por cómo forman y siguen su conciencia sobre cómo emitir su voto”, dijo Kim Daniels, directora adjunta y moderadora de la iniciativa.
El diálogo se basó bastante en el documento que inspiró el nombre del panel. “Formando conciencias para una ciudadanía fiel”, presentado por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, tiene como objetivo educar a los miembros de la iglesia del país sobre la responsabilidad política.
John Carr, director ejecutivo de la iniciativa y ex miembro del personal de la USCCB, que participó en la redacción del primer documento de los obispos estadounidenses sobre católicos y votaciones en la década de 1970, dijo que el aspecto más “contracultural” de “Ciudadanía Fiel” es su mensaje central: que la política es importante y los católicos deben participar, y que, “si nos centramos en las personas, no importa nada más”.
Carr dijo que el documento describe como debería ser la iglesia: “política, pero no partidista, de principios, pero no ideológica, civil pero no silenciosa, comprometida pero no utilizada”.
En ese contexto, el programa ofreció a Karina De Avila y Mary FioRito, ambas de Illinois, la oportunidad de presentar las razones por las que cada una respalda al ex vicepresidente, el demócrata Joseph R. Biden y al actual presidente, el republicano Donald Trump, respectivamente.
“Como católica, he aceptado la invitación de los obispos de Estados Unidos y me informé sobre lo que está en juego”, dijo De Avila. “Es ingenuo y casi irresponsable pensar que solo hay un tema que define una elección”.
Ella dijo que consideraba el bien común y que se vio afectada por su experiencia trabajando con comunidades de inmigrantes, cuyos miembros se han encontrado viviendo con miedo y afectados negativamente por las políticas de la administración Trump. También dijo que no podía conciliar las contradicciones de la administración Trump y cómo iban en contra de sus puntos de vista religiosos.
“Conscientemente, no puedo votar por un hombre que es lo opuesto a todo lo que es humano y cristiano”, expuso. “Le ha fallado al mundo católico al promover el racismo implícita y explícitamente. En mi opinión, es horrendo. Ha mentido usando la (postura) pro-vida, argumentando que está en contra del aborto, sin embargo, la administración restauró la pena de muerte federal … y ahora quiere quitarle la atención médica básica a millones de personas, incluidos los más jóvenes y pobres. Le ha fallado a la nación estadounidense y le ha fallado al mundo católico al mentir, distorsionar la realidad, ignorar los consejos de científicos y asesores y burlarse de la presidencia de Estados Unidos.”
Ni Biden ni su partido son perfectos “pero la decisión es clara para mí”, dijo.
FioRito expresó que estaba preocupada por lo que significaría una posible administración de Biden para temas como la protección legal de los no nacidos, grupos religiosos como las Pequeñas Hermanas de los Pobres y su lucha contra la provisión de métodos anticonceptivos para los empleados, que viola sus creencias religiosas, y la Enmienda Hyde, que prohíbe la financiación federal para la mayoría de los abortos o la atención relacionada con el aborto.
Sobre no votar por Biden y su compañera de fórmula Kamala Harris, expuso: “No son neutrales sobre el aborto”. Biden, quien es católico, y Harris, apoyan el aborto legalizado.
Y hubo algo acerca de Trump, dijo, que ayudó a una parte de la población de Estados Unidos que “se sentía muy marginada y que había sido tildada de estúpida y deplorable. Creo que él aprovechó la ira y el dolor de los ciudadanos estadounidenses, gente obrera, tratando de salir adelante, y no querían particularmente que el gobierno se involucrara en sus vidas”.
Y ese dolor y resentimiento “no provenían del odio vengativo” sino de un lugar de “heridas”, explicó, y muchos respondieron y aún apoyan a Trump por eso.
Si algo caracteriza esta elección, dijo Green, es exactamente el miedo a lo que pueda hacer el partido contrario.
Entre los conservadores existe el temor general de que, si los demócratas recuperan el poder político, no solo el poder ejecutivo, sino también el legislativo, las opiniones religiosas cristianas conservadoras serán expulsadas de la plaza pública. Pero ciertas comunidades religiosas y personas de color, incluidos latinos y musulmanes, temen lo que enfrentarán en el futuro, dado el “lenguaje discriminatorio de Trump” y las políticas dirigidas a ellos, dijo Green.
“Dependiendo de dónde estés sentado, hay mucho temor de que uno u otro bando (partido político) empuje a un lado fuera de la plaza pública y no haya espacio para la coexistencia pluralista en la vida pública”, señaló Green.
Los católicos estadounidenses, que pasaron de republicanos a demócratas y viceversa en elecciones recientes, han sido una especie de referente religioso. Pero con la población latina emergente de la iglesia, el segundo grupo étnico más grande entre los católicos, parece estar marcando una diferencia al atraer al grupo hacia Biden esta vez.
“Son el distrito electoral (oscilante)”, expresó Green, pero uno que tiende a votar por el ganador. “En tres cuartas partes de las elecciones presidenciales de los últimos 50 años, los católicos se pusieron del lado del ganador. Entonces, se puede entender por qué los candidatos presidenciales estarían ansiosos por reclutar votantes católicos para su causa”.
Aunque todavía hay un fuerte apoyo para Trump, particularmente entre los católicos blancos, una encuesta elaborada en agosto por el Pew Research Center mostró que el 53 por ciento de los votantes católicos registrados dijeron que votarían por Biden, o se inclinarían a votar por él y el 45 por ciento dijo que votarían por Trump o se inclinarían a votar por él. Los resultados más recientes de una encuesta del 19 de octubre realizada por RealClear Opinion Research y EWTN, mostraron que el 52 por ciento de los “probables votantes católicos” apoyan a Biden, mientras que el 40 por ciento apoya a Trump.
Quizás entendiendo lo crucial que sigue siendo el voto católico cada candidato ha pasado los últimos días de la campaña atrayendo a constituyentes católicos. Biden ha hecho un llamado especial a los católicos en lugares como Pensilvania, promocionando su buena fe religiosa y sus vínculos con la vida católica en Scranton. Trump, por otro lado, promociona que está a punto de situar una juez católica en el tribunal más alto del país.
Sin embrago, aquellos como Carr, citando la guía de “Ciudadanos Fieles”, dijo que era importante mirar las posiciones, no a los candidatos.
“La apelación de Biden es personal; la apelación de Trump es transaccional, qué va a hacer él por nosotros”, indicó. “Lo que los obispos quieren es que seamos gente de principios”.
Por Rhina Guidos