CIUDAD DE MÉXICO – Cáritas, la agencia de acción caritativa de la iglesia, ha estado respondiendo al huracán Eta, el cual causó estragos en Nicaragua el 3 de noviembre e incrementó el riesgo de provocar devastadoras inundaciones y destrucción a su paso por Centroamérica.
El huracán Eta tocó tierra en la Costa de Mosquito, al noreste de Nicaragua, cerca del municipio de Puerto Cabezas, donde fuertes vientos arrancaron los techos de los edificios.
El padre Francisco Chavarría, director de Cáritas en Nicaragua, le dijo a Catholic News Service que la agencia estaba trabajando con las parroquias a lo largo del Rio Coco, el cual demarca la frontera con Honduras y donde habitan los pueblos indígenas Mayangna y Miskito.
Cáritas Nicaragua estuvo trabajando con el apoyo de Trócaire –la agencia para el desarrollo internacional de la Iglesia Católica de Irlanda– y Catholic Relief Services, la agencia de ayuda y desarrollo internacional de los obispos de EE.UU.
El obispo auxiliar Silvio José Báez de Managua, Nicaragua, tuiteó el 2 de noviembre lo siguiente: “Elevo mi oración al Señor por nuestros hermanos del Caribe al norte de Nicaragua ante la inminente llegada del huracán #Eta. Qué Dios proteja a los habitantes de la región y al pueblo nicaragüense que ha sufrido tanto”.
Por lo menos 19 capillas se han estado utilizando como albergues, así como un seminario y un convento carmelita –según un documento de planificación de Cáritas.
El huracán Eta se fortaleció a categoría 4 con vientos sostenidos de 110 millas por hora, mientras se iba desplazando lentamente a lo largo de la costa de Nicaragua. Tocó tierra como una tormenta de categoría 2 –según reportes.
Representantes de Cáritas afirman que los huracanes son comunes en Centroamérica, pero una tormenta tan fuerte no ha azotado la región desde que el huracán Mitch generó una precipitación sin precedentes en Centroamérica en 1998, dejando 9,000 muertos y causando un daño enorme a la propiedad e infraestructura.
En Honduras, inundaciones en el sector norte del país se han reportado como una depresión tropical previa a la pronta llegada del huracán Eta.
Las parroquias, las cuales formaron equipos para responder a la pandemia del coronavirus, estaban listas para actuar nuevamente –según el padre Germán Calix, director de Cáritas Honduras.
Las lluvias este año –dijo– llegaron después de cuatro años de sequía y ayudaron a los agricultores, pero más precipitación podría causar deslizamientos de tierra y otros desastres.
Por David Agren