WASHINGTON – La división política de la nación no se iba a resolver con el recuento final de los votos para presidente o cuando desaparecieran los letreros de campañas políticas.
Y una discusión de seguir adelante y esperar que la situación mejore, o al menos que los insultos disminuyan, puede parecer una tarea insuperable para una nación que todavía está luchando contra la pandemia y con su creciente número de muertes y consecuencias económicas.
Líderes católicos han reconocido el largo camino por adelante y la necesidad de una resolución tranquila.
Nadie está diciendo que habrá un momento instantáneo de colegialidad, en el cual todos se unirán para cantar “Cumbayá,” una canción se asocia con la cercanía y hermandad, pero estamos muy lejos de una discusión sobre dónde se encuentra la nación en este momento, dijo una religiosa estadounidense y un obispo para describir el momento donde definitivamente no está la nación.
“Dudo que alguno de nosotros esperaba despertarnos el 4 de noviembre listo para tomarnos de la mano y cantar Cumbayá con los vecinos, cuyos letreros en el jardín nos ofendieron durante las últimas semanas”, escribió el obispo John E. Stowe de Lexington, Kentucky, en una declaración el 4 de noviembre.
De manera similar, la hermana Marcia Hall, directora de vocaciones de las Hermanas Oblatas de la Providencia en Baltimore, expresó antes de la elección que, incluso aunque todo saliera bien, “no estaremos todos tomados de la mano y cantando Cumbayá, sin importar quién gane. … Va a tomar más que las elecciones para que comencemos a hablar de unirnos”.
La hermana Hall y otras religiosas comentaron a Global Sisters Report (Reporte de Hermanas Global), un proyecto del periódico National Catholic Reporter, que, sin importar cómo se desarrollaron las elecciones, los estadounidenses aún tendrán que encontrar una manera de vivir juntos, algo que los políticos no pueden hacer por ellos.
El cardenal de Boston, Séan P. O’Malley, en una declaración del 5 de noviembre sobre las elecciones, señaló una visión post-electoral ideal. Sin embargo, él dijo que tomará trabajo llegar allí.
“La tarea que enfrentamos no está completamente capturada en los datos, los números, las tablas, y los gráficos, la tarea también es un desafío espiritual”, explicó. Citando la reciente encíclica del papa Francisco, “Fratelli Tutti”, el cardenal dijo que la gente está llamada a promover “la amistad y el reconocimiento del valor de cada persona humana, siempre y en todas partes”.
“Una elección nunca se trata solo de quién gana y quién pierde. Siempre se trata de un momento en el que es posible un nuevo comienzo”, expuso, señalando que la nación esta “ahora en un momento en el que un nuevo comienzo no solo es posible sino urgentemente necesario”.
El arzobispo de Boston indicó que el trabajo que tenemos por delante “nos llama a respetar las opiniones de los demás, a dialogar sobre perspectivas diferentes, a buscar la reconciliación donde ha habido distanciamiento, a trabajar por la sanación entre la gente de nuestro país”.
Pero eso no es todo. También dijo que significa no ceder a “resentimientos basados en puntos de vista políticos divergentes y divisiones que han surgido por el estrés en los últimos meses”.
Eso comienza justo en la mesa de la cocina y en conversaciones con amigos, expresó Carol Zinn, hermana de St. Joseph de Filadelfia y directora ejecutiva de la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas, un grupo que representa al 80 por ciento de las hermanas estadounidenses.
“Cuando trato de pensar en hablar con un amigo o un miembro de la familia, este espacio que ha crecido hasta convertirse en una brecha entre nosotros, no solo se produjo por esta campaña más reciente”, explicó. “Ha estado sucediendo, y tenemos que aprender a relacionarnos de nuevo”.
Ella comentó a Global Sisters Report que la forma en que los estadounidenses se hablan actualmente “claramente no está funcionando, así que tenemos que encontrar otra manera” que, expuso, implica escucharnos unos a otros y no ignorar los puntos de vista de los demás.
El peligro de no hacer esto, declaró, es que la intolerancia de los estadounidenses entre unos y otros pueda seguir creciendo, disminuyendo el sentido de comunidad y humanidad compartida, y posiblemente conducir a la violencia.
Esta misma idea se reiteró en un seminario web del 4 de noviembre en Le Moyne College en Syracuse, Nueva York, sobre cómo ir hacia adelante después de las elecciones.
El padre jesuita David McCallum, vicepresidente de integración y desarrollo de misión en la universidad, señaló: “Estos tiempos no son fáciles, amar a quienes tienen perspectivas muy diferentes a las nuestras no es fácil; amar en un momento en que las condiciones no parecen apoyar el amor no es fácil y, sin embargo, esto es a lo que estamos llamados”.
El diálogo con aquellos con quienes no estamos de acuerdo exige humildad, explicó. También dijo que se tomen su tiempo y que la cena de Acción de Gracias podría no ser el mejor día para comenzar esto.
Las divisiones se pronunciaron claramente en las elecciones de este año, pero no son algo nuevo.
La “Oración después de un día de elecciones”, en “Bendiciones y oraciones católicas para los hogares,” publicado en 2007 por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, busca la bendición de Dios para el país y sus líderes, pero también ora por la curación.
“Cúranos de nuestras diferencias y únenos, oh, Señor, con un propósito, dedicación y compromiso comunes de lograr la libertad y la justicia en los años venideros para todas las personas, y especialmente los más vulnerables entre nosotros”, expone.
Muchos recurrieron a esta oración tanto antes como después de la elección.
Manhattan College en Riverdale, Nueva York, llevó a cabo un servicio de oración interreligioso posterior a la elección pidiendo “Esperanza y Sanación” el 4 de noviembre, reuniendo a estudiantes, profesores, y personal fuera de la capilla del campus. El servicio incluyó una oración solicitando perdón por no estar a la altura de los desafíos del Evangelio, una oración judía por el país, y un pasaje leído en voz alta del Corán.
Al final del servicio, los participantes recitaron juntos una de las oraciones en la última sección de “Fratelli Tutti”, donde el papa Francisco invita a los creyentes a pedirle a Dios que “derrame en nuestros corazones un espíritu fraterno e inspire en nosotros un sueño de un encuentro renovado, diálogo, justicia y paz”.
Tomar acción es otro paso hacia adelante y para algunos estudiantes de la Universidad Loyola Marymount en Los Ángeles, esto ha significado mirar directamente a los estereotipos que las personas tienen entre sí, según el lugar donde viven o su edad.
Carol Costello, ex presentadora de CNN y profesora de periodismo televisivo en Loyola Marymount, ayudó a idear un curso donde enseña y examina esto: “Proyecto Ciudadano: Transformar América”.
La idea principal, ella comentó a Catholic News Service el 6 de noviembre, es que los estudiantes reconozcan las diferencias sin demonizar al otro.
“El país seguirá estando increíblemente dividido”, con el probable nuevo presidente, señaló. “Joe Biden tiene un gran trabajo. Tal vez pueda empezar a curar las heridas, pero son demasiado grandes para sanar rápidamente”.
“Es por eso que la educación jesuita es tan importante en este momento”, declaró, y agregó: “En el fondo, lo que necesitamos es el amor mutuo”.
Por Carol Zimmermann