CIUDAD DE MÉXICO – Líderes de la iglesia en América Central oraron por protección mientras un segundo huracán en menos de dos semanas iba en rumbo a la región ya golpeada. Los funcionarios de la agencia de ayuda de la iglesia, Cáritas, y parroquias se movilizaron nuevamente para brindar refugio a las poblaciones que aún intentan limpiar y reconstruir después de que el huracán Eta azotara Nicaragua, Honduras y Guatemala.
“Le pedimos con fe a Dios que (huracán IOTA) no nos ataque con tanta fortaleza”, como lo hizo el anterior huracán Eta, rezó el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga de Tegucigalpa el 15 de noviembre, según el medio hondureño Radio América.
“Es triste que vivamos en el miedo, no simplemente por la tragedia que hemos vivido por Eta, sino por la amenaza de otro huracán”.
El huracán Iota agarró fuerza sobre el Caribe, alcanzando el estado de Categoría 5, y se esperaba que golpeara la región de la Costa de Mosquitos cerca de la frontera entre Nicaragua y Honduras en algún momento a fines del 16 de noviembre.
El Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos describió una “situación catastrófica que se está desarrollando para Nicaragua” con posibilidad de “vientos destructivos y hasta 30 pulgadas (76 centímetros) de lluvia”. Peor aún, se esperaba que el huracán Iota tocara tierra en casi el “mismo lugar exacto” que el huracán Eta menos de dos semanas antes.
El padre Francisco Chavarría, director de Cáritas en Nicaragua, dijo a Catholic News Service que Iota traería “más intensidad de lluvia” y afectaría un área más amplia. Parroquias y capillas se estaban convirtiendo nuevamente en refugios y sacerdotes estaban ayudando a evacuar a las personas, muchas cuyas casas se encontraban con techos destruidos y habían perdido sus modestas cosechas, dijo.
El huracán Eta perdió fuerza a medida que avanzaba por Centroamérica y se convirtió en una depresión tropical. Pero aun así inundó una región ya saturada, provocando deslizamientos de tierra, inundaciones y ríos crecientes, que arrasaron puentes. Se estima que unas 200 personas murieron en América Central y el sur de México.
Las parroquias de Honduras se estaban preparando para ayudar a las personas desplazadas por las inundaciones, dijo el padre Germán Calix, director de Cáritas Honduras. Algunas personas se resistieron a las órdenes de evacuación con el huracán Eta, pero dijo que esas advertencias no fueron ignoradas esta vez ya que se esperaba un segundo huracán.
El padre Calix atribuyó el enorme daño del huracán en Honduras a un “desastre ecológico”, en el que la deforestación ha sido generalizada, y dijo que el cambio climático ha tenido consecuencias. También habló de una mala respuesta del gobierno, ya que los políticos se enfocan más en las elecciones del 2021 que en los problemas actuales de Honduras.
“No están realmente interesados en el país. Sólo están interesados en ellos mismos”, dijo el padre Calix. “Esto hace que la gente se desespere” y probablemente migre, dijo. ” La vida se vuelve dura, dura, dura”.
El huracán Mitch dejó miseria en Honduras en 1998 cuando pasó sobre el país con lluvias que quebraron récords. Cobró unas 9,000 vidas. Algunos en Honduras dicen que la tormenta más reciente, aunque no tan destructiva, se sintió similar al huracán Mitch en algunas áreas.
“Esto fue más difícil que el huracán Mitch (localmente) en el sentido de que la densidad del agua era mucho mayor”, escribió el padre franciscano Alberto Gauci en un correo electrónico desde la región de Olancho después del paso del huracán Eta. “Lo que pasó aquí fue que dos grandes ríos … se convirtieron en un gran océano de agua que cambió todo el mapa de Olancho”.
Las fuertes lluvias en Guatemala también causaron inundaciones, junto con deslizamientos de tierra. Un deslizamiento de tierra sepultó viviendas en la aldea indígena de San Cristóbal Verapaz y dejó aproximadamente 100 desaparecidos, según las autoridades guatemaltecas.
“La inundación fue de tal magnitud que varios días mucha gente tuvo que pasar en el techo de su casa sobre la lámina hasta cinco días esperando a que pudieran llegar los rescatistas”, dijo a CNS el obispo Domingo Buezo Leiva de Izabal en el este de Guatemala.
“Se perdió todo, también se perdieron cultivos, la esperanza que tenía la gente de cosechar algo dentro de tres meses ahora ya no tienen todo eso se perdió”.
El obispo dijo que las parroquias y Cáritas respondieron al huracán Eta organizando recolecciones de alimentos y artículos para el hogar. Pero una segunda tormenta sería devastadora y motivaría aún más a las personas, ya desesperadas debido a la pandemia, a intentar migrar a Estados Unidos.
“Entonces el problema de la migración ahora tanto por la parte de Honduras y Guatemala se va seguramente a crecentar”, dijo, “Pero no sé cómo porque las medidas son cada vez más groseras”.
Por David Agren