CIUDAD DEL VATICANO – La crisis que enfrentan muchos países debido a la pandemia de COVID-19 requiere una respuesta global unida que evite intereses nacionalistas para crear soluciones duraderas, dijo el arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente del Vaticano ante las Naciones Unidas.
A menudo, en momentos de dificultad, existe la tentación “de apartarse de los demás para salvarse a uno mismo”, dijo el arzobispo Caccia en una entrevista con Vatican News publicada el 11 de enero, el mismo día en que se reunió en privado con el papa Francisco.
Pero la pandemia de COVID-19 ha demostrado la importancia de encontrar soluciones juntos “porque el mundo es cada vez más una gran realidad”, dijo.
Después de la Segunda Guerra Mundial, agregó, “se entendió que la búsqueda de intereses nacionalistas, o de los intereses de solo algunos países, no podía llegar muy lejos, y se creó la ONU. Creo que también de esta crisis, será posible entender que juntos (unidos), hay más formas a largo plazo de resolver los problemas de todos”.
El arzobispo Caccia también comentó sobre la afirmación frecuente del papa Francisco de que la “tercera guerra mundial” está en marcha, pero que se combate por partes, por todo el mundo.
Al comienzo de la pandemia, señaló el arzobispo, tanto las Naciones Unidas como el papa Francisco pidieron un alto el fuego global.
En “un momento de crisis como este”, dijo el arzobispo, “es aún más claro que no tiene sentido poner energía, gastar (dinero) en lo que no es pan, en lo que no es salud sino en lugar de lo que destruye “.
“Sólo con una perspectiva más amplia podemos encontrar caminos concretos, de lo contrario quedamos prisioneros de una lógica que está destinada al fracaso”, dijo.
Otro tema agravado por la pandemia es el de la inmigración, que “es un problema verdaderamente global”, dijo el arzobispo italiano.
El arzobispo Caccia dijo que las “soluciones originales” a la crisis migratoria solo se pueden encontrar a través de la “cercanía y la acogida”.
“Lo importante es que existe esta voluntad de afrontar este problema con una perspectiva abierta y considerar que (migrantes) no solo son los números, que pueden dar miedo, pero también son nombres. Detrás de cada nombre hay una historia, un hermano o una hermana, no es solo un número”, dijo el arzobispo.
Por Junno Arocho Esteves