WASHINGTON – Para Stephanie Niedringhaus, lo importante de las vigilias era leer los nombres de los ejecutados.
En algunas de las vigilias de oración pidiendo el fin a la pena de muerte en Virginia el 22 de enero, la cuales se llevaron a cabo en lugares de todo el estado – incluyendo lugares donde se produjeron linchamientos – se leyeron en voz alta los nombres de los muertos.
Niedringhaus, una católica de McLean, Virginia, señaló que la letanía de nombres va de la mano con lo que Helen Prejean, hermana de San José de Medaille y activista en contra de la pena de muerte, ha enfatizado sobre la necesidad de conocer los nombres de las personas que han sido ejecutadas: No conocerlos les quita la humanidad.
“Como alguien que fue criada católica, la idea de que todas las personas son creadas a imagen y semejanza de Dios es una frase que es indeleble en mi cerebro”, expresó, agregando que ejecutar personas hace que la noción de la dignidad humana otorgada por Dios parezca una mentira.
Mirando la pena capital desde el lente de la fe, continuó Niedringhaus, no hay forma de que “podamos decir que esto está bien”.
Niedringhaus, miembro de PAX, una comunidad eucarística, dijo a Catholic News Service el 25 de enero que su propia oposición a la pena de muerte es “profundamente espiritual”. Sin embargo, ella sabe que no está sola en esto, y señaló que la representación religiosa en las vigilias en todo el estado reunió “todas estas diferentes tradiciones religiosas, todas arraigadas en la justicia”.
Ella también participó virtualmente en la vigilia de oración transmitida en vivo desde Richmond, Virginia, que se llevó a cabo cerca del marcador histórico de la antigua penitenciaría estatal donde se llevaron a cabo las ejecuciones desde 1908 hasta 1990. La propiedad es ahora el sitio de la compañía Afton Chemical.
Otras vigilias se llevaron a cabo en Alexandria, Roanoke, Danville, y Norfolk, organizadas por el Virginia Interfaith Center for Public Policy (Centro Interreligioso de Política Publica de Virginia) y dirigidas por líderes religiosos locales, resaltando así el movimiento actual en el estado para abolir la pena de muerte y mostrando una conexión entre la pena capital y la historia de injusticia racial del estado.
Organizadores señalaron que negros representan alrededor del 19 por ciento de la población del estado, pero constituyen el 34 por ciento de los ejecutados en el estado.
Las vigilias, al mediodía del 22 de enero, reunieron a unas 20 personas en cada lugar. En Richmond, los participantes levantaron carteles en contra de la pena de muerte y hablaron desde un micrófono, compitiendo con el ruido del tráfico de una calle muy transitada que estaba cerca de ellos.
“Solo en nuestros campos de batalla de la Guerra Civil de Virginia hubo más asesinatos que en este campo justo detrás de nosotros”, dijo Dale Brumfield, representante de Virginians for Alternatives to the Death Penalty (Virginianos a Favor de Alternativas a la Pena de Muerte).
En la vigilia en City Hall Plaza de Norfolk, cerca de la cárcel de la ciudad, el padre Jim Curran, pastor de la Basílica de Santa María de la Inmaculada Concepción en Norfolk, habló sobre la enseñanza católica contra la pena de muerte, destacando que el papa Francisco ha dicho que es inadmisible “y que no se puede dar un paso atrás desde esa posición”.
Según el Centro de Información sobre Pena de Muerte, Virginia ha ejecutado a más personas en su historia que cualquier otro estado. El estado llevó a cabo su primera ejecución en 1608. En los tiempos modernos, desde que la Corte Suprema de los Estados Unidos restableció la pena de muerte en 1976, Virginia sigue a Texas como el estado con más ejecuciones.
La ultima ejecución en Virginia tuvo lugar en 2017. Actualmente, hay dos personas en el estado condenadas a muerte, pero, según legislación propuesta, sus sentencias se convertirían en cadena perpetua sin libertad condicional.
A mediados de enero, el director ejecutivo de la Conferencia Católica de Virginia, el brazo de política pública de los obispos del estado, dijo que estaba complacido con el creciente apoyo bipartidista para poner fin a la pena de muerte en Virginia.
“Con nuestro sistema de justicia penal moderno y avanzado, tenemos otras formas de castigar y proteger a la sociedad, sin recurrir a ejecuciones”, declaró Jeff Caruso, director ejecutivo de la conferencia. “Esperamos que este sea el año en que se promulgue aquí la abolición de la pena de muerte”.
En su discurso anual sobre el “Estado del Commonwealth” el 13 de enero, el gobernador de Virginia Ralph Northam dijo que apoyaría un proyecto de ley recién presentado en la Asamblea General para abolir la pena de muerte, incluso para las personas que actualmente se encuentran condenadas a muerte.
También citó las injusticias raciales en el sistema de justicia penal como una razón para poner fin a las ejecuciones.
El proyecto de ley de pena de muerte fue aprobado por el Comité Judicial del Senado el 18 de enero y debe ser aprobado por el Comité de Finanzas del Senado antes de que pueda ser considerado por el pleno del Senado. Los proyectos de ley complementarios en la Cámara de Delegados están esperando la aprobación del comité.
El día de las vigilias de oración, la abogada de Richmond Commonwealth, Colette McEachin, dijo que su oficina apoya el proyecto de ley para abolir la pena de muerte y que su oficina no buscará ninguna sentencia de muerte.
En un comunicado dijo: “La cuestión no es si alguien ‘merece’ morir debido a la depravación de su acto, sino si nosotros, como sociedad, estamos tan convencidos de la infalibilidad de nuestras decisiones que deberíamos condenar a muerte a un individuo”.
También dijo que “no se debe imponer la muerte a menos que la sociedad pueda garantizar que la nueva evidencia nunca probará que la sentencia es incorrecta. Esa garantía no puede existir. Cadena perpetua sin libertad condicional – de hecho, ser condenado a muerte en prisión por la comunidad a la que perjudicaste – es un castigo significativo y justo”.
Si Virginia llega a abolir la pena de muerte, se unirá a otros 22 estados que ya no usan la pena capital. Tres estados tienen una moratoria sobre la misma.
Por Carol Zimmermann