CIUDAD DEL VATICANO—El papa Francisco empezó el Año Nuevo disculpándose por perder la paciencia la noche anterior, con una mujer que le tomó y tiró de la mano con fuerza, mientras él saludaba a los fieles en la Plaza de San Pedro.
Para zafarse, el papa le dio una palmada en su mano y le frunció el ceño enojado. Un video del incidente se reprodujo masivamente en Twitter.
Al rezar la oración del Ángelus el 1 de enero al mediodía, el papa Francisco habló de cómo la propuesta de salvación que nos hace Dios por medio de Jesús “no es mágica, sino paciente, puesto que implica la paciencia del amor, que se hace cargo de la inequidad y le quita poder”.
Luego, improvisando un poco, el papa dijo que “el amor nos hace pacientes. A menudo perdemos la paciencia, también yo, y pido disculpas por el mal ejemplo de ayer”.
Continuando con el discurso previsto, el papa Francisco dijo que al contemplar el pesebre con los ojos de la fe, “vemos el mundo renovado, liberado del dominio del mal y puesto bajo el señorío real de Cristo, el niño acostado en el pesebre”
La iglesia conmemora el 1 de enero tanto la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios como el Día Mundial de la Paz — dijo instando a los católicos a rezar por la paz y reconocer su responsabilidad de trabajar por la misma.
En cuanto a la conmemoración del Día Mundial de la Paz 2020 dijo que el énfasis era la paz como “un camino de esperanza en el que se avanza a través del diálogo, la reconciliación y la conversión ecológica”.
“Jesús es la bendición para cuantos están oprimidos por el yugo de la esclavitud, tanto moral como material. Él libera con el amor”, subrayó.
A aquellos que son prisioneros del vicio y la adicción — dijo el papa — Jesús les hace llegar el mensaje de que “el Padre te ama, no te abandonará, espera con paciencia inquebrantable tu regreso”.
Jesús abre las puertas de la fraternidad, acoge y ama a aquellos que son víctima de injusticia o explotación; derrama “el aceite del consuelo” sobre el enfermo y el desanimado; y abre las ventanas de luz para los prisioneros que sienten que no tienen futuro — dijo.
“Queridos hermanos y hermanas: Bájense de los pedestales del propio orgullo y pidan la bendición de la Santa Madre de Dios”, les dijo el papa a los fieles congregados en la plaza. “Ella nos mostrará a Jesús. Accedamos a recibir la bendición, abramos nuestros corazones a la bondad y así el año que comienza será un camino de esperanza y paz, no con palabras, sino a través de los gestos cotidianos de diálogo, reconciliación y cuidado de la creación”.
El papa Francisco aprovechó su mensaje de mediodía para agradecer y alentar todas las iniciativas católicas, que sus parroquias y diócesis alrededor del mundo han emprendido para promover la paz.
“Pienso también en los muchos voluntarios que, en los lugares donde la paz y la justicia están amenazadas, eligen valientemente estar presentes de forma no violenta y desarmada; así como a los militares que llevan adelante misiones de paz en muchas zonas de conflicto”, dijo el pontífice.
Dirigiéndose a todos, “creyentes y no creyentes, porque todos somos hermanos y hermanas”, el papa instó a “jamás dejar de esperar un mundo de paz”, que debemos construir juntos día a día.
Por Cindy Wooden