MORELIA, México—Por lo menos 138 personas han sido asesinadas después de ser deportadas al violento país centroamericano de El Salvador desde los Estados Unidos, según un informe de la organización de derechos humanos Human Rights Watch.
El informe, publicado el 5 de febrero, también documentó que además de los muertos, “más de 70 personas fueron golpeadas, agredidas sexualmente, extorsionadas o agredidas” a su regreso, por pandilleros, compañeros íntimos y policías o personal de seguridad.
Ninguno de los hallazgos sorprendió a funcionarios católicos en el país, un lugar que por mucho tiempo ha sido una fuente de migrantes debido a la guerra civil y la violencia de pandillas y la pobreza. Muchas personas que atienden a estas comunidades en proyectos de la iglesia dicen que los deportados vuelven a las mismas situaciones peligrosas que los obligaron a huir en el primer lugar.
“Sabemos que esto es muy real, y sabía de casos”, dijo Rick Jones, asesor de migración para Catholic Relief Services en El Salvador.
“Esto está enviando a mucha gente de regreso al peligro”, dijo Jones sobre las deportaciones a El Salvador. “Todavía tenemos una tasa de homicidios de 32 por cada 100,000 … Así que las personas aún están en riesgo”.
El informe se ha publicado mientras la migración a Estados Unidos a través de México se vuelve más difícil y la administración Trump aplica presión a los países para evitar que los migrantes lleguen a la frontera de Estados Unidos.
Funcionarios estadounidenses están obligando a solicitantes de asilo esperar los resultados de sus reclamos en peligrosas ciudades fronterizas mexicanas. Algunos hondureños y salvadoreños ahora están siendo forzados regresar a Guatemala, un país que funcionarios católicos han dicho que no puede proteger ni proporcionar a sus propios ciudadanos seguridad y tiene poca infraestructura para procesar solicitudes de asilo.
Entre 2014 y 2018, solo el 18.2 por ciento de las solicitudes de asilo de los salvadoreños fueron reconocidas por los tribunales de EE. UU., según Human Rights Watch. Se estima que 1.2 millones de salvadoreños, de una población de 6.45 millones, viven en los Estados Unidos.
Las pandillas, organizadas originalmente en los Estados Unidos, se dirigieron a El Salvador y fueron formadas por personas deportadas y ahora han ganado mucho terreno ya que regularmente controlan vecindarios y tienen una red de extorsiones organizada.
Jones dice que las pandillas tienen redes a nivel nacional capaces de ubicar en cualquier lugar a personas que no han pagado las extorciones, lo que hace que sea casi imposible reubicarse internamente y obliga a algunos a huir del país.
Por David Agren