Papa: pandemia destaca la necesidad de proteger refugiados, la creación

El papa Francisco dirige el Ángelus desde la ventana de su estudio mirando a la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 21 de junio de 2020. (Foto CNS-Vatican Media)

CIUDAD DEL VATICANO—Entre los tantos desafíos que ha destacado la pandemia de coronavirus está la necesidad de salvaguardar los derechos y la dignidad de los refugiados, dijo el papa Francisco.

Recordando la celebración del Día Mundial de los Refugiados durante su discurso del Ángelus el 21 de junio, el papa dijo que la crisis global que surgió de la pandemia de COVID-19 “ha puesto en relieve la necesidad de asegurar la protección necesaria también a las personas refugiadas, para así garantizar su dignidad y seguridad”.

“Os invito a uniros a mi oración por un empeño renovado y eficaz de todos en favor de la protección efectiva de cada ser humano, en particular los que se han visto obligados a huir debido a situaciones de grave peligro para ellos o sus familias”, dijo.

La pandemia, agregó, también destacó la relación entre la humanidad y el medio ambiente.

Durante los primeros meses de la crisis, las principales ciudades encerradas en China, Italia y Estados Unidos informaron una fuerte caída en la contaminación del aire, así como el regreso de la vida silvestre a áreas altamente pobladas o contaminadas.

El papa dijo que la reducción de la contaminación “reveló una vez más la belleza de tantos lugares libres de tráfico y ruido”. A medida que más y más ciudades relajan sus restricciones, agregó, “todos deberíamos ser más responsables de cuidar la casa común”.

Alentando a las iniciativas locales dedicadas a la limpieza de áreas contaminadas, el papa expresó su esperanza de que puedan “fomentar una ciudadanía cada vez más consciente de este bien común esencial”.

El papa también conmemoraba el día de la fiesta de san Luis Gonzaga, el famoso sacerdote jesuita que murió el 21 de junio de 1591, durante una plaga en Roma.

“Hoy recordamos a san Luis Gonzaga, un muchacho lleno de amor a Dios y al prójimo; murió muy joven, aquí en Roma, porque se ocupó de los enfermos de la peste. A su intercesión confío a los jóvenes de todo el mundo”.

Por Junno Arocho Esteves