CIUDAD DEL VATICANO – Si la gente tomara en serio la llamada evangélica de perdonarse unos a otros, el mundo sería un lugar mucho mejor, dijo el papa Francisco.
“¡Cuánto sufrimiento, cuántas divisiones, cuántas guerras podrían evitarse, si el perdón y la misericordia fueran el estilo de nuestra vida!” dijo el 13 de septiembre antes de rezar el Ángelus con personas en la Plaza de San Pedro.
El papa estaba comentando sobre la lectura del Evangelio del día, Mateo 18:21-35, en la cual Jesús les dice a sus discípulos que perdonen no siete veces “sino hasta setenta veces siete”.
En el lenguaje simbólico de la Biblia, esto significa que estamos llamados a perdonar siempre”, el papa explicó.
La amonestación de Jesús es especialmente importante para la vida familiar, dijo.
“Cuántas familias desunidas que no saben perdonarse, cuántos hermanos y hermanas que tienen ese rencor en su interior. Es necesario aplicar el amor misericordioso en todas las relaciones humanas: entre los esposos, entre padres e hijos, dentro de nuestras comunidades, en la iglesia y también en la sociedad y la política”.
En el pasaje del Evangelio del día, Jesús hace hincapié en su punto con la parábola del rey misericordioso que perdona la enorme deuda de su siervo y, sin embargo, ese siervo se niega a perdonar la pequeña deuda de otro siervo. Cuando el rey se entera, entrega al hombre “y lo condena”.
“Vemos en esta parábola dos actitudes diferentes: la de Dios, representado por el rey —que perdona tanto, porque Dios perdona siempre—, y la del hombre”, dijo el papa. “En la actitud divina, la justicia está impregnada de misericordia, mientras que la actitud humana se limita a la justicia”.
El papa Francisco le dijo a la gente en la plaza que mientras celebraba la misa esa mañana, “me detuve, me llamó la atención una frase de la primera lectura del libro de Sirácida, la frase dice: ‘Acuérdate de las postrimerías, y deja ya de odiar'”.
“¡Pero piensa en el final!”, dijo. “Piensa que estarás en un ataúd… ¿y te llevarás el odio allí? Piensa en el final, ¡deja de odiar! Deja el rencor”.
El papa Francisco dijo que sabe que no es una orden fácil de seguir porque, incluso cuando una persona piensa que ha perdonado a otro, “el rencor vuelve, como una molesta mosca en el verano que vuelve y vuelve y vuelve”.
El verdadero perdón, dijo, “no es sólo algo momentáneo, es algo continuo contra este rencor, este odio que vuelve. Pensemos en el final, dejemos de odiar”.
Cuando los cristianos rezan la oración del Señor, dicen, “Perdónanos nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
“Estas palabras contienen una verdad decisiva”, dijo el papa. “No podemos pretender para nosotros el perdón de Dios, si nosotros, a nuestra vez, no concedemos el perdón a nuestro prójimo. Es una condición”.
El papa Francisco resumió su charla: “Piensa en el final, en el perdón de Dios, y deja ya de odiar; echa el rencor, esa molesta mosca que vuelve y regresa. Si no nos esforzamos por perdonar y amar, tampoco seremos perdonados ni amados”.
Por Cindy Wooden
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