CIUDAD DEL VATICANO – El mundo no superará la crisis actual si sólo las grandes empresas, las instituciones financieras y los poderosos tienen voz, dijo el papa Francisco.
“Todos tienen que ser escuchados, los que están arriba y los que están abajo, todos”, dijo el 23 de septiembre durante su audiencia general semanal.
“Salir de la crisis no significa dar una pincelada de barniz a las situaciones actuales para que parezcan un poco más justas”, dijo.
“Salir de la crisis significa cambiar, y el verdadero cambio lo hacen todos, todas las personas que forman el pueblo” que conforma una comunidad, dijo, recibiendo aplausos.
“O juntos o no funciona”, dijo en la audiencia, que se llevó a cabo en el patio de San Damaso del Palacio Apostólico.
Continuó su serie de charlas sobre “sanar el mundo” reflexionando sobre el “principio de subsidiariedad” que surgió en la enseñanza de la iglesia tras la encíclica del papa Pío XI del 1931 “Quadragesimo Anno” sobre la reconstrucción del orden social
Subsidiariedad se ha explicado como el equilibrio de los muchos niveles necesarios de la sociedad – gobierno, empresa, familia, asociaciones, etc.- y la búsqueda de la asignación de recursos por los niveles más altos de la sociedad para apoyar la participación y la toma de decisiones por los niveles más bajos.
El Papa Francisco dijo que el principio funciona en ambos sentidos: de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, con todos los niveles trabajando de manera cooperativa, no competitiva, lo que conduce a una mayor unidad y trabaja por el bien común.
Desafortunadamente, dijo, no todo el mundo tiene la posibilidad, el derecho, los recursos o el valor de asumir su responsabilidad de ayudar a sanar el mundo.
“Hay personas y grupos sociales que no pueden participar en esta reconstrucción del bien común, porque son marginados, excluidos, ignorados, y muchos de ellos sin libertad para expresar su fe y sus valores”, dijo.
En algunos lugares, las personas no son libres de expresar su propia fe o valores e incluso podrían ir a la cárcel si lo hicieran y, especialmente en el mundo occidental “muchos auto-reprimen las propias convicciones éticas o religiosas.”
“Lamentablemente, esta injusticia se verifica a menudo allí donde se concentran grandes intereses económicos o geopolíticos, como por ejemplo ciertas actividades extractivas en algunas zonas del planeta” donde no se toman en cuenta las voces de los pueblos indígenas, su cultura y su cosmovisión.
“Hoy, esta falta de respeto del principio de subsidiariedad se ha difundido como un virus”, dijo el papa.
“Se escucha más a las grandes compañías financieras que a la gente o aquellos que mueven la economía real”, dijo. “Se escucha más a las compañías multinacionales que a los movimientos sociales”.
Además, cuando se trata de encontrar una vacuna para el coronavirus, agregó, “se escucha más a las grandes compañías farmacéuticas que a los trabajadores sanitarios, comprometidos en primera línea en los hospitales o en los campos de refugiados”.
En resumen, dijo, “se escucha más a los poderosos que a los débiles y este no es el camino, no es el camino humano, no es el camino que nos ha enseñado Jesús”.
Por Carol Glatz