CIUDAD DEL VATICANO – La conversión es un proceso continuo que se refuerza en la paciencia y la gracia infinita de Dios, dijo el papa Francisco.
Vivir una vida cristiana “no está hecho de sueños y aspiraciones hermosas, sino de compromisos concretos, para abrirnos cada vez más a la voluntad de Dios y amar a nuestros hermanos y hermanas”, dijo el 27 de septiembre, hablando del Evangelio del día antes de rezar la oración del ángelus con los visitantes en la Plaza de San Pedro.
También se enfocó en el significado de la conversión la noche anterior cuando celebró la misa con la Gendarmería, el cuerpo de la policía del Vaticano, en el Atar de la Cátedra en la Basílica de San Pedro.
“El camino de la conversión es acercarnos, es la cercanía, pero la cercanía que es servicio”, le dijo a los oficiales. “Cada vez que ustedes se acerquen para servir, imiten a Jesucristo”.
“Jesús les pide que sean como él: fuertes, disciplinados, humildes y en servicio”, dijo el papa.
Los Evangelios están llenos de historias de Jesús quien pasaba tiempo con pecadores, dijo. “Se sentían cercanos a Jesús, no juzgados. Pero Jesús nunca les mintió. En vez, él les decía: ‘La verdad es esto. El camino es este.’ Pero él lo decía con amor, con su corazón, como un hermano”.
Antes de rezar el ángelus a la mañana siguiente, el papa Francisco dijo a cientos de personas en una plaza de San Pedro muy lluviosa que “Dios es paciente con cada uno de nosotros: no se cansa, no se rinde” incluso cuando alguien le dice que “no”.
“Nos deja libres incluso para distanciarnos de él y cometer errores”, dijo el papa. “Pensar en la paciencia de Dios es maravilloso – cómo el Señor siempre nos espera. Siempre está a nuestro lado para ayudarnos, pero respeta nuestra libertad. Y espera ansiosamente nuestro “sí” para poder acogernos de nuevo en sus brazos paternos y llenarnos de su infinita misericordia”.
Decir “sí” a Dios es algo que los creyentes están llamados a hacer cada día, eligiendo el bien sobre el mal, la verdad sobre las mentiras y el amor por los demás sobre el egoísmo, dijo.
“Pero conversión, cambiar el corazón, es un proceso, un proceso que nos purifica de las incrustaciones morales”, dijo el papa. “Y a veces es un proceso doloroso, porque no existe el camino de la santidad sin alguna renuncia y sin el combate espiritual”.
Para tener éxito, dijo, la gracia de Dios es esencial. “La conversión es una gracia que debemos pedir siempre: ‘Señor dame la gracia de mejorar. Dame la gracia de ser un buen cristiano'”.
Por Cindy Wooden
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