CIUDAD DEL VATICANO – El propósito de clamar al Señor en oración no es acostumbrarse al sufrimiento, sino recordar que Dios, y no la humanidad, es la única fuente de salvación y consuelo, expresó el papa Francisco.
El Libro de los Salmos, con sus muchas oraciones de súplica, enseña a los cristianos cómo pedirle a “Dios que intervenga donde todos los esfuerzos humanos son en vano. Por eso la oración, en sí misma, es el camino de la salvación y el principio de la salvación”, expuso el Santo Padre el 14 de octubre durante su audiencia general semanal en la sala de audiencias de Pablo VI.
“La oración de los salmos es el testimonio de este grito: un grito múltiple porque, en la vida, el dolor toma mil formas y toma el nombre de enfermedad, odio, guerra, persecución, desconfianza; hasta el supremo ‘escándalo’, el de la muerte,” él dijo.
Antes de la llegada del prelado, se les explicó a los participantes que no los saludaría de cerca y que debían mantener una distancia adecuada entre ellos.
Con un aumento constante de las infecciones por el COVID-19 que provocan temores de una segunda ola de pandemia, el gobierno italiano emitió una serie de nuevos decretos, incluida la extensión del uso obligatorio de máscaras en interiores, excepto en hogares privados, exigir que las máscaras se usen al aire libre, y el cierre temprano de bares y restaurantes.
Las ceremonias religiosas y civiles también se limitaron a no más de 30 participantes. Según el periódico italiano “La Repubblica”, el Instituto Nacional de Salud de Italia informó que el 77 por ciento de las nuevas infecciones ocurrieron entre miembros de familia.
Antes de concluir la audiencia, el papa expresó a los presentes: “Lamento saludarlos desde lejos, pero creo que si nosotros, como buenos ciudadanos, cumplimos con la normativa de las autoridades, esto será de ayuda para acabar con esta pandemia.”
Durante la audiencia, el papa continuó su serie de charlas sobre la oración, reflexionando sobre el Libro de los Salmos, que “comunica ‘el saber cómo orar’ a través de la experiencia del diálogo con Dios”.
“En este libro, no encontramos gente etérea, abstracta, que confunde la oración con una experiencia estética o alienante”, explicó. “Los salmos no son textos creados en papel, sino que son invocaciones, a menudo dramáticas, que surgen de la existencia vivida”.
El Libro de los Salmos, continuó, es donde los cristianos pueden “escuchar la voz de hombres y mujeres de oración en carne y hueso, cuya vida, como la de todos nosotros, está llena de problemas, dificultades, e incertidumbres”.
En los salmos, el dolor, el sufrimiento, y la tristeza no son “sin sentido, sin propósito”, sino que “se convierte en una relación, un grito de ayuda esperando interceptar un oído que escuche”.
“Incluso los dolores que sufrimos no pueden ser meramente casos específicos de una ley universal: son siempre ‘mis’ lágrimas, que nadie ha derramado antes que yo. Todos los dolores humanos por Dios son sagrados”, expuso.
El Santo Padre indicó que si bien no todos los problemas se resuelven en la oración, a veces basta con saber que “el Señor escucha”.
By Junno Arocho Esteves