CIUDAD DEL VATICANO—Con motivo del Día Internacional de las Enfermeras, el 12 de mayo, el papa Francisco ofreció su misa matutina a las enfermeras “que es más que una profesión, es una vocación, una dedicación”.
“Que el Señor los bendiga”, dijo. “En este tiempo de pandemia han dado ejemplo de heroísmo y algunos han dado su vida. Recemos por las enfermeras y los enfermeros”.
En su homilía, el papa reflexionó sobre la lectura del Evangelio del día de San Juan, en la que Jesús les dice a sus discípulos que les dará una paz diferente a la paz que ofrece el mundo.
La paz de Jesús, explicó el papa, no es la promesa de “esa paz sin guerras que todos nosotros deseamos que haya siempre”, sino más bien la paz interna del corazón y el alma.
La paz que ofrece el mundo a menudo se basa en posesiones que “te aísla de los demás”, dijo.
“Es un poco egoísta: la paz para mí, encerrada en mí. Así es como el mundo da la paz. Y es una paz cara, porque tienes que cambiar constantemente los ‘instrumentos de paz’: cuando algo te entusiasma, cuando una cosa te da paz, luego se acaba y tienes que encontrar otra… Es cara porque es provisional y estéril”, dijo el papa.
Por otro lado, la paz que da Jesús no nos aísla, sino que “te pone en movimiento” y “te hace ir a los demás”, dijo.
“La paz del mundo es cara, la de Jesús es gratuita, es gratis; es un don del Señor, la paz del Señor”, dijo.
El papa recordó una carta que recibió de un sacerdote que le dijo que habla muy poco sobre el cielo.
“Y tiene razón, tiene razón”, dijo el papa. “Es por esto por lo que hoy he querido subrayar que la paz, esta que Jesús nos da, es una paz para ahora y para el futuro. Es comenzar a vivir el Cielo, con la fecundidad del Cielo. No es anestesia”.
Al concluir su homilía, el papa Francisco hizo un llamado a todos los cristianos a preguntarse diariamente si su paz viene de las posesiones o de Dios.
“Y la paz del Señor es fecunda también para mí porque está llena de esperanza, es decir, mira al cielo”, dijo. “Que el Señor nos dé esta paz llena de esperanza, que nos hace fecundos, nos hace comunicativos con los demás, que crea comunidad y que siempre mira a la paz definitiva del Paraíso”.
Por Junno Arocho Esteves
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